Este 27 de julio se cumplen 70 años de la gran actuación de Reinaldo Gorno en el maratón olimpico de Helsinki, donde escoltó al inmenso corredor checo Emil Zatopek. Gorno heredó así a nuestras glorias olímpicas Juan Carlos Zabala y Delfo Cabrera, campeones olimpicos en 1932 y 1948 respectivamente.
Oriundo de Yapeyú, Corrientes (18 de marzo de 1918), la tierra de nuestro Libertador e hijo de inmigrantes italianos, Gorno se vino desde joven a Buenos Aires tras un tiempo en Concordia. Su debut se había producido en una prueba local sobre 4 kilómetros. Ya en la capital progresó atléticamente hasta convertirse en uno de los héroes de aquell generaciòn de grandes fondistas.
Su debut a nivel de Campeonato Sudamericano se produjo en 1941 en Buenos Aires donde integró el equipo vencedor de conjunto en 3.000 y escoltó a Raúl Ibarra en 5.000 y 10.000. Cuatro años después en Montevideo, Gorno fue campeón del cross, subcampeón de 10 mil y bronce en 5.000. En 1946 compitió en el Sudamericano Extra de Santiago de Chile, donde se adjudicó el medio maratón en 1h09m03ss. En 1947, en el Sudamericano de Rio de Janeiro , fue subcampeón del cross. A nivel nacional, fue campeón de los 10 mil metros llanos en dos oportunidades: 1949 con 32m35s1 y 1951 con 32m35s5.
Durante la década del 50 contó con la guía técnica del austrìaco Alejandro Stirling, quien había conducido antes a Zabala a su victoria en Los Angeles.
Gorno escoltó a Delfo Cabrera en el maratón de los primeros Juegos Panamericanos en 1951 en Buenos Aires y al año siguiente en el medio maratón del Campeonato Sudamericano, también en nuestra capital, y que constituyó la antesala de su performance olímpica. En Helsinki sólo fue superado por el entonces invencible Zatopek, que venía de ganar los 5.000 y 10 mil metros llanos, completando un triplete jamás registrado en la historia olímpica del atletismo de fondo. En aquel maratón, Cabrera volvió a lucirse y llego 6to.con su marca personal de 2h.26m.43s.
Zatopek fue el vencedor en 2h.23m.04s, Gorno marcó 2h.25m.35s. Y la medalla de bronce fue para el sueco Gustaff Jansson en 2h 26m.07s. En total 53 maratonistas completaron la prueba, mientras 13 abandonaron, incluyendo al otro representante argentino, Corsino Fernández, y el británico Jim Peters, recordman mundial establecido apenas un mes y medio antes con 2h.20m.43s.
El maratón olímpico de Helsinki se largó a las 15.28 de una cálida tarde en la capital finlandesa, en un domingo que cerraba la programación atlética de los Juegos. Peters le impuso un ritmo muy fuerte a la carrera (15m.43s sobre 5 km, 31m55s sobre 10) en tanto Zatopek y Jansson lo seguían, con Gorno y Cabrera en el grupo siguiente. Zatopek asumió el control poco después de los 20 km -tras un famoso diálogo con Peters, que fue decayendo y abandonó a los 32km- y el checo cruzó en 1h21m los 25 km y 1h38m42s los 30 km. Zatopek estiró ventajas sobre su escolta Jansson, mientras Gorno se ubicó tercero a 51 segundos del sueco cuando iban 36 km. Tres kilómetros más adelante, a la altura de la Villa Olímpica, el argentino decidió atacar sobre la segunda posición, que pudo arrebatarle a Jansson. Cabrera cedió algo en aquellos tramos finales, donde se vio superado por el coreano Choi-Yoon Chil (cuarto con 2h26m36s) y el local Veikko Karvonen (quinto con 2h26m42s).
Así, la medalla de plata olímpica para Gorno llegó en uno de los países de mayor tradición en el atletismo mundial y, sobre todo, en las pruebas de fondo, donde Finlandia aún vibraba por las victorias de sus notables valores olímpicos desde la década del 20. Y justamente dos de ellos, Paavo Nurmi y Hannes Kohlemainen, estremecieron a la multitud de 70 mil personas en la jornada inaugural, en el Estadio Olímpico. Otra curiosidad fue que Alain Mimoun, el argelino que competía para Francia, fue el escolta de Zatopek en la pista (5.000 y 10 mil ), pero no incursionó en el maratón. Sí lo haría cuatro años más tarde, llevándose la medalla de oro en Melbourne.
En aquellos Juegos de Helsinki el atletismo argentino tuvo una muy buena participación, ya que Gerardo Bönnhoff alcanzó la final de los 200 metros y llegó 6° en tanto Ingeborg Pfüller fue séptima en lanzamiento del disco. También, se vieron las primeras medallas del atletismo brasileño ya que Adhemar Ferreira da Silva logró su primer título olímpico del salto triple (donde el venezolano Asnoldo Devonish logró el bronce) y José Telles da Conceicao fue tercero en el salto en alto.
Desde aquel momento Gorno fue una de las figuras a nivel mundial, ganando entre otros los maratones de Dornbirn ( Austria) en 1953 con 2h33m, Kamakura (Japón) en 1954 con 2h24m55s y Enschede (Holanda) en 1955 con 2h26m33s, aventajando aquí por un segundo a su entonces joven compañero de giras y su gran heredero Osvaldo Suarez. Ese año también Gorno fue 5o en el famoso maratón de Boston con 2h.20m.28s (distancia corta, 41.1 km), triunfando en esa oportunidad el japonés Hideo Hamamura con 2h.18m.22s.
En los Juegos de Helsinki, Gorno había establecido el récord sudamericano de maratón -mejorando el que mantenía Juan Carlos Zabala con 2h31m36s- y volvió a batirlo en su incursión por Japón.
Esta carrera en Kamakura -que luego se convirtió en el prestigioso maratón de Fukuoka- constituyó el triunfo más relevante de Gorno. Allí viajó acompañado por Stirling, Cabrera (quien tuvo que abandonar la carrera) y Ezequiel Bustamante, quien ocupó el 21° puesto. En los días previos estuvieron en Tokio alentando a Pascual Pérez en su consagración como campeón mundial de boxeo, el primero que dio la Argentina. Y al regreso, un paso por Nueva York, donde el legendario Jack Dempsey los recibió en su restaurante.
También, en su estadía en Austria en el verano del 53, Gorno fijó marcas sudamericanas para los 25 kilómetros (1h21m12s el 26 de julio en Viena) y 30 kilómetros (1h37m20s el 9 de agosto en Eisenstadt).
Mucho tiempo después, cuando ya habían pasado tres décadas de la memorable carrera en Helsinki, se pudo reencontrar con Emil Zatopek cuando este -invitado por Osvaldo Suárez y Domingo Amaison- visitó Buenos Aires.
Gorno, victima de un episodio de inseguridad en Quilmes, donde trabajaba, falleció el 10 de abril de 1994 en el Policlínico del Sindicato de Vidrieros, en Bernal.
El atletismo argentino siempre recordará su calidad, su bravura y su legado.