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Valerio Vallania, un orgullo del atletismo cordobés

22/05/2020

CADA / FIGURAS EN EL RECUERDO

Cuando el atletismo comenzó a practicarse con cierta regularidad en Córdoba, hace exactamente un siglo, enseguida aparecieron importantes valores. Entre ellos, el velocista Carlos Bianchi Luti (finalista olímpico de los 200 metros en Los Angeles 1932) y los fondistas Luis Oliva y Fernando Ciccarelli, quienes también alcanzaron la nominación para los Juegos. El lanzador de bala Rodolfo Buttori y el mediofondista Leopoldo Ledesma eran otros de los excelentes atletas surgidos en aquella época de esa provincia. Y Federico Dickens, uno de los “padres” del atletismo nacional y técnico de nuestra primera delegación a los Juegos en París 1924, acunó su recordada frase en una entrevista con La Voz del Interior: “Los atletas argentinos pueden ser imbatibles si todos tienen el mismo temple que traen los cordobeses”.

            Entre aquellos grandes valores brilló Valerio Angel Vallania, quien había llegado al atletismo por consejo de inmigrantes norteamericanos. Valerio y su hermano Atilio se repartieron títulos nacionales en su época y también fueron destacados basquetbolistas.

            Ambos representaban (al igual que Ledesma, Bianchi Luti y Ciccarelli) a la filial cordobesa del Club Pedestre Velocidad y Resistencia, aquella legendaria formación, pionera del atletismo nacional y distinguida por su legendario rayo en las camisetas.

            Valerio Vallania nació el 14 de julio de 1906 y con apenas 16 años se lució en los llamados “Juegos Latinoamericanos”, en Rio de Janeiro al obtener el título del salto en alto: allí –junto al brasileño Erico Falcao- pasaron la varilla a 1.815m para batir el récord sudamericano. Y por las reglas de ese momento se necesitó un desempate, que Vallania definió en 1.80 m.

            En su Congreso del Centenario (Buenos Aires 2018), la Consudatle decidió que aquellos “Juegos” quedaran incorporados al historial de los Campeonatos Sudamericanos. Y eso aumentó la ya importante contribución de Vallania a los equipos nacionales en dichas competencias, que se prolongó por una década.

            Algunos de sus logros permanecen imbatibles: con 16 años fue el más joven atleta argentino en lograr un oro en el Sudamericano. También, el más joven campeón de salto en alto en el historial de esa prueba.

            Es el único que ha ganado salto en alto en seis ediciones consecutivas (retuvo el título en San Isidro 1924, Montevideo 1926, Santiago de Chile 1927, Lima 1929 y concluyó en Buenos Aires 1931).

            Y aún más: junto a Osvaldo Suárez, son los argentinos más exitosos en el historial de los Sudamericanos con un total de 11 medallas de oro para cada uno (Suárez, además logró una de plata y una de bronce, en tanto Vallania logró otras dos de bronce).

            Después de aquel debut triunfal en Rio de Janeiro, Vallania ganó en San Isidro 1924 con 1.80 m. Y también participó en salto triple, la prueba que proyectaría al rosarino Luis Brunetto al título olímpico en París pocos meses después. Vallania saltó 13.58 m. y le correspondía la medalla de bronce pero, por un error en la inscripción, no se le otorgó el tercer puesto… que fue declarado “desierto”.

            En octubre de ese mismo año, en los Campeonatos Nacionales, Vallania volvió a ganar el salto en alto (ya lo había hecho en 1922) y también triunfó en salto en largo con récord sudamericano de 6.98 metros, aventajando a Brunetto (6.69 m).

            Y al año siguiente, la figura de los Nacionales fue su hermano Atilio al obtener tres pruebas (alto, largo y 110 metros vallas).

            Valerio Vallania fue la gran figura del Campeonato Sudamericano de 1926, disputado en abril en la pista del Campo de los Aliados. Allí, durante las eliminatorias de los 110 metros con vallas, mejoró el récord sudamericano con 15s4 y empleó dos décimas más para ganar la prueba decisiva. En salto en alto retuvo el oro con 1.85 m, mientras su hermano Atilio lo acompañaba en el podio (tercero con 1.80). Y Valerio sumó otros dos títulos: salto en largo con 6.75 metros y el decathlon, donde reunió 5.937 puntos de la tabla antigua (5.282 para la actual), superando ajustadamente a otro argentino, el olímpico Guillermo Newbery.

            Al año siguiente, en Santiago de Chile, volvió a su habitual despliegue: retuvo los cetros de vallas (15s6) y salto en alto (1.86), fue medalla de bronce en salto en largo con 6.63 y terminó cuarto en el decathlon, pese a mejorar su producción anterior (6.332 puntos de la tabla antigua, 5.491 actuales).

            Consiguió la nominación para los Juegos Olímpicos de 1928 en Amsterdam, aunque allí no le acompañó la fortuna. Durante la serie de los 110 metros con vallas fue descalificado al derribar tres obstáculos (lo que no estaba permitido por la reglamentación de la época). Y en salto en alto se quedó en la fase clasificatoria con 1.77 m.

            Al mismo tiempo que brillaba en las pistas –y desarrollaba un innovador estilo para la prueba de salto en alto- Vallania era un excelente alumno. Completó sus estudios en el tradicional Colegio Montserrat, en la capital provincial, y egresó con medalla de oro como “técnico constructor” en la Universidad Nacional de Córdoba.

            Y alternaba sus andanzas por las pistas atléticas con su destreza para el básquet: con los hermanos Vallania (Valerio luciéndose en la captura de los rebotes), Velocidad y Resistencia ganó los cuatro primeros campeonatos de la recién fundada Liga de Córdoba, entre 1925 y 1928, tres de ellos en forma invicta.

            El Sudamericano de 1929 se disputó en el Estadio Nacional de Lima. Allí Vallania volvió a ganar el salto en alto (1.80 m) y los 110 metros con vallas, donde batió el récord sudamericano con 15s3.

            Y la temporada de 1931 marcó su despedida de las pistas: su sexta corona en alto con 1.85 m. y medalla de bronce en la prueba de vallas.

            El 25 de marzo de ese año, en Córdoba, llevó el récord sudamericano a 1.91 m. Aunque a nivel regional fue mejorada en 1934 por el brasileño Icaro Castro de Mello, como récord argentino tuvo una notable vigencia, casi dos décadas. Recién pudo batirlo Calvin Clark, un pastor protestante que venía de Estados Unidos y se había radicado en La Plata, compitiendo para Estudiantes. Clark saltó 1.92 y 1.95 el 25 de noviembre de 1950. Sin embargo, en los primeros Juegos Panamericanos que se realizaron pocos meses más tarde en Buenos Aires, optó por representar a su país natal… El primer nativo argentino en mejorar la marca de Vallania fue Oscar Bártoli, con 1.95 m. en 1956.

            Desistió de prepararse para los Juegos de Los Angeles en 1932 ya que –desde aquel momento- debió atender sus necesidades profesionales, desarrollando una sólida trayectoria en el campo de la construcción.

            Valerio Vallania falleció el 8 de octubre de 1998 y la pista sintética en el Estadio de Córdoba, en merecido reconocimiento, hoy lleva su nombre.

FOTO DE LA REVISTA EL GRAFICO: Valerio Vallania junto al gran atleta rosarino y subcampeón olímpico de salto triple Luis Brunetto