Durante su reciente visita a Buenos Aires para la sesión del Consejo de la IAAF y para el Centenario de la Consudatle, la máxima autoridad del atletismo mundial y leyenda de este deporte, Sebastian Coe, brindó una entrevista exclusiva al diario Clarín. Allí abordó todos los temas de actualidad de nuestro deporte.
El cielo está encapotado. Llovizna en el atardecer de Buenos Aires. El tráfico desborda en la 9 de Julio. Las luces de los carteles iluminan al Obelisco. Desde el 16° piso del Hotel Panamericano, Sebastian Coe se detiene a contemplar esa postal. Su físico espigado no se ha resentido con el tiempo. Es más, no da 61 años ni por casualidad. Se sienta frente a Clarín, acomoda su pelo entrecano y se dispone a una charla de media hora sobre atletismo y mucho más.
Es que esta leyenda británica, el único ganador de los 1.500 metros en dos Juegos Olímpicos consecutivos (Moscú 1980 y Los Angeles 1984), le escapa a entender el atletismo como un mero deporte. Su desafío, como presidente de la IAAF, es entenderlo como producto, como entretenimiento y como capaz de cooptar a las nuevas generaciones. Y entonces se engancha en el diálogo sin elevar jamás el tono ni perder el toque british.
A los 61 años, Sebastian Coe preside la IAAF y apunta a que más espectadores se sumen al atletismo no sólo como deporte sino como entretenimiento. Foto: Juano Tesone
-Usted fue un atleta consagrado en una cierta época y ésta es una era absolutamente distinta. ¿Qué diferencias evalúa como las más importantes?
-Hoy el atletismo tiene más competencia. Pero nuestra competencia no es sólo la natación u otro deporte olímpico o casos como el biatlón, furor en Europa del Norte en algo que no hubiéramos imaginado hace 15 años. Tenemos mucha competencia extradeportiva y por eso debemos asegurarnos en ser relevantes en la vida de los jóvenes. No podemos continuar pensando que el público va a seguir sentándose en un estadio durante cinco, seis o siete horas mirando tres o cuatro disciplinas por hora. No funciona así.
-¿A qué apuntan?
-Tenemos que ser más innovadores, con eventos más rápidos y que fluyan. Y que los fans entiendan mucho más sobre esto. Debe existir un calendario claro y en eso ayudará el nuevo ranking mundial, para que la gente sepa genuinamente quién es el número uno. Es extraordinario que en el atletismo no se sepa realmente quién es el número uno. Vas a Wimbledon y sabés quién es el número uno. Y en el golf también. Los fans deben entender quiénes son estas personas y por qué hay alguien que es el número uno.
En la entrevista con Clarín, Sebastian Coe dijo que Bolt y Ali fueron los deportistas más carismáticos de la historia. Foto: Juano Tesone
-Cada época tuvo sus íconos y estrellas deportivas. ¿Coincide en que lo curioso de esta era es que los atletas de elite también son marcas?
-Sí.
-¿Es peligroso?
-No. Usted está en el periodismo y sabe que va a estar instintivamente atrapado por alguien que sea comunicativo, claro, abierto, expresivo, articulado. Yo les digo a los atletas que su performance es su pasaporte, pero que tiene que haber más que eso. Debés tener personalidad y la habilidad de venderte a ti mismo y al deporte. Sé interesante. Tené algo que decir. Y, sí, a veces en alguna conferencia de prensa escucharé que un atleta da una respuesta que me hará decir: “Oh, really!” (se agarra la cabeza). Pero prefiero que generen eso.
-¿Cómo no extrañar entonces la magia de Usain Bolt?
-De Usain Bolt no se habla simplemente porque ganó oros olímpicos en tres Juegos consecutivos. No se lo analiza por la puerta del deporte. No es que solamente perdimos a un velocista ganador. Perdimos a alguien que llenaba la habitación. Es una personalidad. Bolt llenaba el estadio.
-El deportista más carismático de los últimos 20 años…
-Coincido con usted, pero como soy más viejo sólo puedo pensar en otro deportista que haya captado la imaginación de varias generaciones de personas a nivel global: Muhammad Ali.
El jamaiquino Usain Bolt, ícono del atletismo, en Río 2016. Foto: Maxi Failla
-Lógico. Aunque Ali no sólo fue ícono deportivo sino que sacudió por sus posiciones políticas firmes…
-Soy un fan del boxeo. Si estuviéramos en la Buenos Aires de 1970, cuando Ali peleó contra Bonavena, la conversación que tendríamos es quién vendría después de Ali. Bueno, Floyd Mayweather, Manny Pacquiao, Julio Chávez, Félix Trinidad, Marvin Hagler, Tommy Hearns… Todos vinieron después de Ali. Siempre habrá talento. Si estuviéramos en 2002, nos preguntaríamos quién vendría después de Michael Johnson (figura de los 200 y los 400 metros). Bueno, al mismo tiempo Bolt ganaba los 200 metros en el Mundial Juvenil en Kingston. No creo que no venga más talento. De hecho, Noah Lyles acaba de correr los 200 metros más extraordinarios que haya visto desde hace tiempo (el 20 de julio, marcó 19s65). El talento viene, pero ese talento necesita entender que a un atleta probablemente no le alcanzará de ahora en más con ser conocido.
-Bolt fue el rey de la relación con el público. Y hasta fue capaz de bailar samba segundos antes de la final de los 200 metros en Río de Janeiro 2016…
-Era diferente. Era un showman. Tenemos que entender que nuestra actividad es el deporte, pero nuestro negocio es el entretenimiento. Es simple como eso.
-O sea que deben mejorar la venta del producto “atletismo” hacia un público global.
-Das en el punto. Uno de nuestros objetivos es hacer que el deporte sea más entendible para la gente. Muchas de las reglas del atletismo no cambiaron jamás. Muchos deportes han adaptado sus reglas, como el hockey o el rugby. Necesitamos eso. Y necesitamos un calendario y asegurarnos que tengamos espacio para explicar los torneos y mejorar la televisación y las presentaciones en los estadios. No es fácil. Yo puedo mirar tenis y entenderlo sin ser un experto. Pero cuando la gente entra al estadio de atletismo y ve en un lugar salto en alto, por allá jabalina y en el fondo salto en largo, hay que explicarle lo que son. Debemos hacer más entendible el atletismo a los fanáticos, a los atletas, a los sponsors y a los periodistas.
La explosión del hecho de correr al aire libre como forma de vida escapó desde hace años a una moda pasajera para convertirse en un fenómeno sociocultural. Cientos de miles de personas salen a trotar, se entrenan y participan en carreras de calle por el motivo que sea. Se verá nuevamente el 26 de agosto y el 23 de septiembre en Buenos Aires, cuando miles corran el Medio Maratón y el Maratón de la Ciudad.
Sebastian Coe valora el fenómeno del «running» y apunta a atraer a quienes lo practican hacia el atletismo. Foto: Juano Tesone
-¿Qué significa para usted que en Buenos Aires haya habido el año pasado 22 mil inscriptos para el medio maratón y casi 11 mil para el maratón, y que en el país corran miles más todos los fines de semana?
-Es fantástico. Argentina tiene una gran población que es loca por el deporte. El fútbol es una religión, lo sé. El rugby y el básquetbol son grandes deportes. Uno de nuestros desafíos es que el atletismo sea visto por los jóvenes como un pasaporte para su propio desarrollo deportivo. Necesitamos más fans. Es sencillo.
-¿Lo asombra este fenómeno mundial? ¿Cómo lo interpreta?
-Mira, en mi país, en mi ciudad o en Buenos Aires, los sábados a la mañana miles de personas salen a correr. Lo hacen por salud, para mejorar su estado físico, por salvación personal, por un fin solidario con caridad hacia otros, por un desafío, para perder peso… Es una habilidad básica, no es complicado y no demanda una gran inversión. La gente hace lo que hacemos nosotros más que en cualquier deporte. Corre más gente de la que anda en bicicleta. Lo podés ver donde sea.
-En una carrera de calle, la masa se da el gusto de recorrer al mismo tiempo el mismo circuito que los mejores. En el tiempo que sea, claro…
-En un maratón ves todas las edades, etnias, formas y tamaños. No puedo pensar en otro deporte que tenga más diversidad. Es muy democrático. No me importa por qué salen a correr. Lo que necesitamos es comprender más la motivación de esas personas. Hay muchos deportes que tienen muchos seguidores pero no la misma participación. La nuestra es enorme. En cualquier ciudad del Reino Unido, Alemania o Argentina, hay gente corriendo todo el tiempo. Esta mañana vi por la ventana gente corriendo en invierno. Tenemos que asegurarnos galvanizar eso para una fortaleza comercial con nuestros socios.
-¿No sería bueno que las carreras de calle recaudaran fondos para apoyar a los atletas de elite?
-Si miras nuestro deporte, mucho de él se mantiene a flote por lo que pasa en la ruta y en el cross country con participaciones masivas.
Coe insiste con generar empatía con el ser humano de a pie que se enamoró de trotar y entendió lo que es correr al punto de sumarse como audiencia televisiva del atletismo. Y el británico saca de la galera una analogía para entender su objetivo.
“Yo no juego al golf, pero estoy seguro de que quienes juegan, cuando se van de la cancha probablemente por unos pocos momentos piensan que son Tiger Woods. Hasta que saben que no lo son. O cada chico que juega en un pedazo de tierra se imagina ser Lionel Messi en un partido –explica-. El desafío que tengo es que cuando una mujer de 40 años baje las dos horas en el medio maratón por primera vez, lo celebre y piense que está en un deporte y que tiene algo en común con Usain Bolt. Tenemos que conectar a la gente que practica nuestro deporte con la familia de la pista y del campo. Pero es complicado porque es un deporte con muchas disciplinas. La universalidad del atletismo es una fortaleza pero también una debilidad».
-¿Por qué una debilidad?
-Porque nuestro deporte se manifiesta a través de muchas cosas. No se trata sólo de Usain Bolt ni tampoco de miles corriendo un medio maratón en Buenos Aires. Si vas al Mundial, ves más de 200 banderas en el estadio. No hay deporte que tenga tantos países compitiendo. Y nuestro deporte no depende del tamaño del país o de la población porque no está sólo Estados Unidos, ya que de Burundi pueden salir los ganadores de los 1.500 o los 10.000 metros. Hay federaciones que invierten millones, es cierto, pero en definitiva en lo básico el atletismo es la más simple forma de actividad física.
Es tiempo de la despedida y Sebastian Coe no pierde la humildad ni cuando se tocan sus logros más preciados.
-¿Cuánto significan sus medallas olímpicas?
-Sintetizan el hecho de que hubo un grupo de personas que trabajó conmigo con preparación y pasión, desafiando la ortodoxia. Tuvimos sed para la exploración personal y así lo hicimos. Tuve la suerte de contar con grandes entrenadores y con el apoyo de mi familia.
-Y triunfó…
–I got by.
Sí, se las arregló bastante bien el hombre.
Dueño de una carrera estelar
Sebastian Newbold Coe nació en Londres el 29 de septiembre de 1956 y se especializó en el mediofondo.
En 1979, batió los récords mundiales de los 800 (1m42s33) y 1.500 metros (3m32s03) y de la milla (3m49) en 41 días.
Fue campeón olímpico de los 1.500 en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, y plata en los 800 de ambos Juegos.
Miembro del Parlamento británico en los ‘90, fue el director de la candidatura y del Comité Organizador de Londres 2012.
Y en 2015 asumió al frente de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF).