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Roger Ceballos, el fondista que venció a dos campeones olímpicos

28/07/2020

CADA – FIGURAS EN EL RECUERDO / Por LUIS VINKER

            En el repaso de las épocas doradas de nuestro atletismo de fondo que abarcó entre las décadas del 30 y el 60, surgen de inmediato los nombres de aquellos campeones que alcanzaron el primer nivel internacional. Pero hubo otros atletas que  también brillaron y que –a la distancia- también pueden generar un sentimiento de admiración. Uno de ellos fue Roger Ceballos, un fondista cordobés que tuvo su momento de esplendor a mediados de la década del 30, le aportó al atletismo argentino seis medallas de oro en los Campeonatos Sudamericanos, además de récords en los 3.000  y 5.000. Y Ceballos también se dio el gusto de derrotar en una semana mágica en Rio de Janeiro a dos campeones olímpicos: “nuestro” Juan Carlos Zabala y Vilmari Iso-Hollo, uno de los integrantes de aquella fabulosa generación de “finlandeses voladores”.

            Su ficha nos indica que nació el 7 de abril de 1909 y que llegó al atletismo dentro del gran ciclo fundacional cordobés que, dentro de las pruebas de larga distancia contó con nombres olímpicos como Luis Oliva y Fernando Ciccarelli. Al instalarse en Buenos Aires, Ceballos representó primero a la UDA (la Unión Deportiva Argentina), donde también recalaron los hermanos Ibarra, pero a partir de 1936 se integró a San Lorenzo, la formación atlética que –bajo la conducción del recordado Don Pancho Mura- dominó todos los Interclubes hasta comienzos de los 60.

            Con apenas veinte años, Ceballos integró la Selección Argentina en el Campeonato Sudamericano de Lima, logrando la medalla de bronce sobre 1.500 metros, una prueba donde Leopoldo Ledesma, otro talento surgido de la misma cantera cordobesa, venció con récord de 4m01s0. Y en aquel campeonato, Ceballos integró la formación ganadora de los 3.000 metros por equipos junto a “Zabalita” (18 años), José Ribas y Nicasio Santucho.

            Zabala, por supuesto, fue el gran nombre de esa época, el que alcanzaría los principales laureles olímpicos. Ribas, el otro animador de las competencias locales. En los Nacionales de 1930, disputados en Rosario, Ceballos terminó tercero, Zabala fue el campeón (y desde el año siguiente ya no volvería a estas pruebas, iniciaba su periplo internacional).

            El Sudamericano del 31 se disputó en la pista de Gimnasia y Esgrima, nuevamente Ceballos sumó un título en los 3000 por equipos, donde la figura individual fue Luis Oliva con récord sudamericano de 8m46s8. Zabala y Ribas protagonizaron los grandes duelos de 5.000/10.000 (un triunfo para cada uno) y Ceballos volvió a participar en los 1500, esta vez en el cuarto lugar. Y a la semana siguiente, en un Sudamericano Extra en Montevideo, el “Ñandú Criollo”resultó la gran figura: campeón de 5.000 con 15m14s2, seguido por Ceballos. Y campeón de 3.000, fijando el récord sudamericano, escoltado por el chileno Belisario Alarcón… y Ceballos, quien también fue tercero en 1.500. Los Campeonatos Nacionales de esa misma temporada le dieron, al atleta cordobés, sus primeros títulos con 8m53s6 en 3.000 –que sería su distancia favorita- y 15m46s01 en 5.000. Mantuvo ese doblete en las dos temporadas siguientes (1932 y 1933).

            En el Sudamericano de 1933, en Montevideo, Roger Ceballos conquistó el primero de sus títulos individuales: 5.000 metros llanos, donde marcó 15m14s6, en una prueba donde nuestros atletas coparon el podio (Oliva llegó segundo y Eusebio Guíñez tercero). Guíñez –un mendocino que quince años más tarde integraría el glorioso terceto olímpico de Londres- se consagró en los 10 mil llanos, donde Ceballos se llevó la medalla de bronce.

            Y así llegamos a la temporada del 34, una de las más relevantes en la trayectoria de este fondista. Ya el 24 de febrero, corriendo casi en solitario en Buenos Aires se apoderó de la plusmarca sudamericana con 8m37s0. Y enseguida recibió la invitación para la semana internacional de Rio.

Brasil, marzo de 1934

            El Festival atlético en el campo del Vasco da Gama, en Sao Januario (Rio de Janeiro), fue organizado por la Liga de Deportes de la Marina brasileña. Estaban convocados Juan Carlos Zabala –toda una celebridad desde su consagración en el maratón olímpico de Los Angeles, en 1932, siendo así el primer sudamericano con un oro atlético- y destacados valores de Finlandia. Entre ellos, el campeón olímpico de los 3.000 metros con obstáculos, Iso-Hollo.

            Las crónicas de la época refieren a un Zabala con algunas exigencias. Al parecer, mantenía un conflicto con la Federación Atlética Argentina y  no aceptaba que participara otro representante de la misma –Ceballos era el designado- para aquellas competencias. El Gráfico refiere a “un cambio de cablegramas entre la Liga de La Marina y la Federación Argentina” y finalmente comenta: “Hemos historiado el proceso de este conflicto porque fuimos los primeros en dudar de su veracidad. En efecto, nos cuesta creer que un atleta de tan brillantes antecedentes como Juan Carlos Zabala, figura siempre correcta y estimada, se constituyera de pronto en el protagonista de una enojosa incidencia”. Ceballos, por su parte, admiraba a Zabalita y apenas llegó a Rio declaró –en una entrevista con el diario Norte- que “le debo mucho, fue un maestro en mis primeros tiempos. Es el único adversario al que nunca pudo vencer, un auténtico campeón”.

            Finalmente, todo se encarriló. Ceballos no participó en el meeting inaugural,  pero sí fue el protagonista en los dos siguientes.

            Todo comenzó el domingo 4 de marzo, cuando Iso-Hollo y Zabala se encontraron sobre 5.000 metros. Faltando dos vueltas, con el argentino cansado, Iso-Hollo se alejó hasta ganar en 15m12s9, con una ventaja de casi 80 metros. Ese mismo día, brillaba otro finés: Kalevi Kotkas (luego campeón europeo) al acercarse al récord mundial de salto en alto con 1,98 m.

            Ceballos preparaba su debut en los 3.000 llanos y en la citada entrevista con el diario local contó que “empecé en el atletismo hace cinco años y en mi país represento a la UDA, defiendo su camiseta con ardor. Mis distancias predilectas son de 1.500 a 5.000. Estuve un poco resfriado, pero ya me siento listo para competir. Iso-Hollo es un corredor extraordinario. Podrá ganarme, pero deberá dejar todo para conseguirlo”.

            Iso-Hollo era uno de los nuevos exponentes de aquella potencia del atletismo de fondo: Finlandia había dado nombres como Paavo Nurmi, Hannes Kohlemainen, Vile Ritola. En los Juegos Olímpicos de Los Angeles, Iso-Hollo escoltó en los 10 mil metros al polaco Janusz Kusocinski en un duelo espectacular. Los 30m11s4 de “Kuso” y los 30m12s6 de Iso-Hollo representaban la segunda y tercera marca mundial de la historia, respectivamente. (Agreguemos, de paso, que el polaco se integró más adelante a la resistencia de su país frente a la invasión nazi, fue capturado por la Gestapo y fusilado en 1940).

            Pero al equipo finés, pese a la calidad de las marcas, le dolió ese segundo puesto: hasta aquel momento habían ganado todas las carreras olímpicas de 10 mil llanos. Iso-Hollo tuvo un fuerte desquite. Se consagró campeón de los 3.000 metros con obstáculos en una de las finales más curiosas de la historia. El juez que controlaba las vueltas estaba distraído, no hizo sonar la campanilla…y se corrió una vuelta de más. En total, hicieron 3.460 metros. Iso-Holla terminó en 10m33s4 (tras pasar en 9m04s los 3.000), un triunfo contundente sobre el británico Tom Evanson (10m46s0) y el estadounidense Joe McCluskey (10m46s2). Este iba segundo hasta los 3.000 y, luego de la competencia, le ofrecieron volver a correr por la medalla de plata. “Las carreras terminan cuando uno cruza la línea de llegada, esté donde esté”, respondió.

            Así que este Iso-Hollo, consagrado en el “steeple”, era el gran rival de Ceballos en los 3.000 llanos del estadio Vasco da Gama, para aquel miércoles 7 de marzo de 1934.

            El diario local Noticias sintetizó así lo ocurrido: “Roger Ceballos causó una magnífica impresión, venció a su calificado rival y batió el récord sudamericano”. Lo hizo con un nuevo récord sudamericano de 8m.36s.6, alejándose del finés en la vuelta final, quedando tercero –lejos- el local José Domingos.

            Pero aquella velada se completaría con otro momento relevante: el ya citado Kotkas pasó la varilla a 2 metros y 1 centímetro, batiendo la plusmarca europea de salto en alto. Oriundo de Estonia, también era un dotado para los lanzamientos y en aquella incursión por Rio de Janeiro ganó pruebas de disco y jabalina.

            El festival se completó el domingo 11 y fue el preliminar de un gran choque del fútbol brasileño, entre Vasco da Gama y Sao Paulo.

            Sobre 400 metros con vallas, el luego finalista olímpico Sylvio Magalhaes Padilha batió el récord sudamericano con 53s.5, pero no se homologó por el curioso reglamento de aquella época: tocó la última valla. Un mes después, en el mismo escenario, sí alcanzó esa marca, atravesando “limpiamente” cada obstáculo.

            Ceballos esperaba a Iso-Hollo y Zabala para un nuevo encuentro, esta vez sobre 10 mil metros. Zabala abandonó al promediar la carrera y el finés –quien acusó una lesión- en la vuelta 15. El triunfo para Ceballos resultó muy cómodo en 33m30s4, quedando solamente en competencia el local Juvenal Santos, quien arribó tres minutos más tarde.

            Las performances de Ceballos fueron consideradas una verdadera hazaña en el momento y apareció en la tapa de El Gráfico, el 24 de marzo. “Le ha llegado la consagración a un atleta excelente, a un deportista ejemplar”, indicó el editorial de la revista.

            Y también allí lo cubrieron de elogios: “Es un caso admirable de perseverancia y corrección. Comenzó siendo uno más en las representaciones que el atletismo de Córdoba enviaba a los torneos de Buenos Aires. Con magnífico espíritu de sport aceptó las derrotas iniciales y se educó con ellas en ese arte dificilísimo que es saber reincorporarse de cada contraste para seguir la marcha. Aquerenciado luego en la Capital, entró a formar parte de una entidad así de trabajadora y de humilde como él, la Unión Deportiva Argentina”. Y agrega: “Sabemos muy bien cuáles son los sacrificios a que debe someterse un muchacho de sus condiciones para triunfar. Aseguramos que el que ha recibido el domingo es el mejor de los premios: el aplauso de 40 mil personas. Humilde de posición, con escasísimos recursos para vivir, llegó hasta deshacerse de ellos y ponerse al amparo de amistades generosas, cuando pudo en él más el ansia de triunfar que la necesidad de trabajar”.

            Aquella incursión por Rio concluyó con una gala de la Liga, que agasajó a todos los atletas y donde el ministro de Marina, Atila de Monteiro, les agradeció su visita.

            La campaña de Ceballos tuvo otros hitos en esa misma temporada:

  • El 29 de junio en Buenos Aires batió el récord sudamericano de los 5.000 metros llanos con 14m.46.s.2, mejorando en casi 10s la performance de Zabalita (14m55s8 en 1932). El registro de Ceballos recién pudo ser batido siete años más tarde por Raúl Ibarra. Con esa marca, Ceballos quedó como el octavo corredor del mundo, en una lista encabezada por el francés y campeón europeo Roger Rochard (14m36s8) y en la que también aparecían otros consagrados como Ilmari Salminen y Kusocinski.
  • El 10 de noviembre protagonizó una carrera vibrante con Carlos Gallardo sobre 1.500 metros. Gallardo venció en 3m58s8, siendo así el primer atleta sudamericano en quebrar la “barrera” de los 4 minutos. Según consignan todas las crónicas, Ceballos llegó prácticamente al pecho pero, tal como era costumbre en los torneos locales, no se le adjudicó tiempo oficial.
  • Y en los Nacionales venció por tercera vez consecutiva sobre 3.000 metros con 8m38s0.

Nuevos éxitos

            Para el Sudamericano de 1935, disputado en la pista de la Escuela Militar en Santiago de Chile, la Argentina envió un equipo reducido y sólo consiguió tres medallas de oro. Una correspondió a Juan Carlos Anderson en los 800 metros y las otras dos, a Ceballos, quien marcó  15m44s0 en los 5.000 metros –reteniendo su corona- y 32m58s0 en los 10 mil. Ese año también hizo doblete en los Nacionales, pero en otras distancias (4m03s6 en 1.500 y 8m45s3 en 3000).

            Ceballos siguió dominando el escenario local en la temporada siguiente, mientras asomaban los hermanos Ubaldo y Juan Ibarra, pero sin tener una chance olímpica. En los Juegos de Berlin, en cambio, Iso-Hollo repitió su victoria en los 3000 metros con obstáculos y estableció un récord mundial de 9m.03s.8. Solamente este fondista finés y el keniata Ezekiel Kemboi (2004 – 2012) han ganado dos veces el “steeplechase” en los Juegos. Iso-Holla también volvió a intentar los 10 mil metros, aunque quedó tercero con 30m20s2: esta vez no lo lamentarían demasiado, ya que coparon el podio con sus compatriotas. Ganó Ilmari Salminen con 30m15s4, seguido a dos décimas por Arno Askola.  Zabala arribó sexto, en lo que representa la mejor actuación de un fondista argentino en el historial olímpico de esa distancia (en maratón, en cambio, tuvo que abandonar).

  En aquel 1936 Ceballos sobresalió por un intento de récord en “una hora” (cubrió 18.018 metros) y por sus 31m21s4 en 10 mil metros llanos, marca que lo elevó al décimo puesto de la lista mundial.

            En los Sudamericanos siguientes, Roger volvió a ser un puntal de las formaciones argentinas. En Sao Paulo (1937) sumó su tercer lauro consecutivo sobre 5.000 con 15m41s8 y terminó cuarto en el cross country. Dos años después, en Lima, fue campeón en los 10.000 con 31m48s0, subcampeón en 5.000 –ganados por el chileno Miguel Castro- y otro oro en 3.000 por equipos. Poco después, asomaban como rivales y todavía jóvenes los nombres que alcanzarían las medallas olímpicas: Cabrera, Reinaldo Gorno. Raúl Ibarra era el fondista dominante. Ceballos rivalizaba en ellos en largas distancias mientras que, entre 1.500 y 3.000, competía con Isidoro Ferrere, también su  amigo personal. De aquellos tiempos hay que citar su récord sudamericano de la milla, que Ceballos fijó en 4m20s.3 en 1938. Y también Ceballos estuvo unido a Cabrera y Gorno en otra prueba poco frecuente: integraron la posta 4×1.500 de San Lorenzo (junto a Fredrizzi) que estableció una marca sudamericana de 16m41s8 en 1940.

            Siguió activo en los Nacionales hasta mediados de la década del 40 y hasta se animó con distancias mayores, ya casi retirado. En un selectivo de 18 km. para el Sudamericano de 1952 –Cabrera/Gorno como dupla imbatible- Roger Ceballos apareció en el noveno puesto, con poco más de una hora… Siguió al borde de las pistas, brindando sus consejos, especialmente en Villa Domínico y Parque Chacabuco. Según nos cuenta Domingo Amaison “él se jubiló en el Correo, donde había empezado a trabajar desde joven”. Un pintoresco fondista como Ezequiel “Tapita” Bustamante estuvo entre sus dirigidos. Roger Ceballos murió en 1973.

Sus 13 títulos nacionales

1931: 3.000 (8m53s6) y 5.000 (15m46s0)

1932: 3.000 (9m06s8) y 5.000 (nta)

1933: 3.000 (8m59s4) y 5.000 (1m519s8)

1934: 3.000 (8m38s0)

1935: 1.500 (4m03s6) y 3.000 (8m45s3)

1937: 1.500 (4m02s4) y 3.000 (4m01s8)

1939: 5.000 (15m16s0)

1940: 3.000 (8m37s2)

Sus mejores marcas personales

1.500 metros llanos: 3m.59s7 el 7-12-35 en Buenos Aires

3.000 metros llanos: 8m.36s.6 el 7-3-34 en Rio de Janeiro (RS)

5.000 metros llanos: 14m46s2 el 29-3-34 en Buenos Aires (RS)

10.000 metros llanos: 31m.21s.4 el 8-11-36 en Buenos Aires