CADA / Figuras en el recuerdo / Por LUIS VINKER
Ricardo Heber fue uno de los más notables atletas argentinos. Junto a Braian Toledo -tristemente fallecido, tan joven, hace pocos meses- son los dos argentinos que alcanzaron a instalarse en una final olímpica de lanzamiento de jabalina. Toledo lo hizo en Rio 2016 y acunaba sueños para otras más. Heber fue finalista hace 68 años, en los Juegos de Helsinki. Pero su legado atlético es impresionante: una medalla de oro y otra de plata en los Juegos Panamericanos, seis títulos sudamericanos en su especialidad (algo que no ha logrado ningún otro atleta en el historial). Y una vigencia que, a esta altura, resulta increíble: logró el primero de sus 13 títulos nacionales de jabalina en 1946… y todavía siguió compitiendo en esos Campeonatos 26 años más tarde, en 1972. Se retiró de las correderas a los 46 años, en una temporada en la que aún se lo veía en los certámenes internacionales. Fue el primer «jabalinero» argentino en superar los 60 y los 70 metros, cuando se utilizaba el antiguo implemento (recordamos que a partir de 1986 cambió la reglamentación de la prueba y se movió el centro de gravedad para controlar las «jabalinas voladoras»).
Ricardo Matías Heber nació el 29 de septiembre de 1927 en Buenos Aires y su padre Luis era un inmigrante húngaro. Fundó la Casa Heber de Artes Gráficas y Ricardo, tiempo después, siguió el oficio con RH Artes Gráficas, especializándose en litografía.
Heber comenzó en el atletismo haciendo salto en alto, en la Asociación Alemana de Cultura Física de Quilmes –vivía en esa localidad- pero desde siempre tuvo inclinación por el lanzamiento de jabalina, impresionado por la escuela finlandesa. Participó en la entonces categoría «cadetes» en los Campeonatos Nacionales de 1944, obteniendo tres pruebas: el lanzamiento del disco (1 kg) con 50.97, jabalina con 54.35 y el pentathlon. En la temporada siguiente hizo su debut entre los mayores, ocupando el tercer puesto de jabalina con 50,02 metros.
Ya había pasado al Club de Gimnasia y Esgrima, donde permaneció durante casi toda su campaña –a excepción de un período en el que entrenó en Estados Unidos- participando de aquella gloriosa generación junto al vallista Alberto Triulzi, al múltiple Enrique Kistenmacher (ambos cuartos en los Juegos de Londres) y la lanzadora Ingeborg Mello, entre otros.
Y en 1946 comenzó su impresionante cosecha de títulos: fue campeón nacional en 13 oportunidades, entre 1946 y 1971. Es decir, que logró el último de sus títulos cuando ya tenía 44 años. Solamente Juan Cerra, quien se impuso 16 veces en martillo, ha dominado tanto una prueba en el historial de nuestros Nacionales.
También en 1946 se apoderó del récord argentino con 58.96, batiendo los 57.10 que Juan Guiñazu mantenía desde trece años antes. Heber, a lo largo de las temporadas siguientes, se ocuparía de elevar considerablemente el nivel de esa prueba.
Según nos contó Alejandro, uno de sus tres hijos y tal como reflejamos en el libro Aventuras en las pistas «mi padre llevaba al atletismo en el alma. No dejó de entrenar en ningún momento mientras competía. Su lema era: entrenamiento más entrenamiento, buen resultado. Tenía más de 40 años y obligaciones laborales, pero seguía con su preparación física. Después iba a competir y disfrutaba». También Guillermo Heber, el hermano de Ricardo, fue un buen lanzador de jabalina, alcanzando el subcampeonato nacional en 1952 y un mejor registro personal de 60,68 metros en la temporada anterior.
En 1947, Ricardo Heber conquistó el primero de sus cetros sudamericanos con un récord nacional de 59,59 m. en Rio de Janeiro (meses después lo llevó a 61.65). Fue imbatible en esos Campeonatos por largo tiempo: retuvo el título en Lima (1949) ya con récord sudamericano de 65.56 y en Buenos Aires (1952) con 67.68, escoltado por sus compatriotas Horst Walter y Gerardo Mielke respectivamente. Esa serie se cortó en 1954 (Sao Paulo) ya que la Argentina no participó. Pero Heber hilvanó otras tres coronas consecutivas en Santiago de Chile (1956), Montevideo (1958) y Lima (1961). Y todavía participó en otras cuatro ediciones, hasta alcanzar el sexto puesto en Lima (1971) con 59,34, a los cuarenta y cuatro años. En síntesis: estuvo en todos los Campeonatos Sudamericanos desde 1947 hasta 1971, faltando sólo en 1954 ya que no asistió nuestro país…
En 1948, mientras continuaba su progresión, obtuvo su primera nominación olímpica para Londres, aunque allí no pudo superar el corte clasificatorio. La medalla de plata en dichos Juegos correspondió al estadounidense Stephan Andrew Seymour, a quien Heber reencontraría pocos años después en Buenos Aires.
Fue en oportunidad de los Juegos Panamericanos, en el Estadio de River, el 3 de marzo de 1951. Seymour, un neoyorquino que además de su lauro olímpico había establecido récord de su país con 75.80 metros, era el gran favorito. También, había entrenado algunas temporadas en Finlandia, la “patria de los jabalinistas”. Y con sus 67.08 metros en el primer intento tomó la delantera del concurso de jabalina en Buenos Aires. Sin embargo, Heber pasó al frente en la cuarta ronda al batir el récord sudamericano con 67.72 (lo tenía Janis Stenzniekis, un letón que ahora representaba a Chile, con 67.18 desde 1949). Seymour intentó aproximarse en las dos rondas finales, pero fue Heber quien marcó diferencias: 66.46 en el quinto y un nuevo récord –para la medalla de oro- de 68.07 m. en el último tiro. Fue la victoria más grande de su vida. Seymour –quien posteriormente fue una eminencia científica en su país- se llevó otra medalla de plata, delante de dos argentinos (Horst Walter y Gerardo Mielke).
Heber contaría décadas después, en una columna para El Gráfico: “Nunca me entrené tanto como para quellos Panamericanos. En mayo del 50 me lesioné una mano jugando al handball y estuve noventa días con el brazo enyesado. El doctor Covaro, que estaba a cargo de mi recuperación, no podía comprender tanto entusiasmo cuando le contaba que con yeso y todo no dejaba de trabajar. Pero lo cierto es que yo tenía demasiadas ilusiones puestas en los Panamericanos y comencé a prepararme mucho antes que de costumbre, aún a riesgo de pasarme en el entrenamiento. Y la mayor prueba de que mi dedicación era aconsejable la tuve en diciembre del 50 pues, a pocos meses de la lesión, batí otra vez el récord con 66.43”. En esa misma columna describió su “día inolvidable”: “Empecé a ir a River todos los días para recorrer centímetro a centímetro todo el estadio y conocerlo como si fuese la palma de mi mano. Un par de días antes, presenciando el triunfo de Bralo en los 5.000 metros, tuve la verdadera sensación de lo que eran los aplausos y desde ese instante me inundé de una fe ganadora como nunca había tenido antes”.
Agregó: “El día de la prueba vino Horst Walker a mi casa y después del almuerzo nos pusimos a escuchar música para tranquilizarnos. A la una y media llegamos al estadio y encontramos a Seymour en pleno entrenamiento. Luego nos reunimos en los vestuarios con Mielke y entramos a la competencia en perfecta formación…”. Llegó el triunfo y una fiesta en casa: “Estaban mis familiares y amigos, pero yo prácticamente no hablaba. Lo único que deseaba era meterme en la cama y repasar todo el proceso de la competencia. Paso a paso lo reconstruií como mil veces y todavía hoy me sigo acordando de aquellos inolvidables aplausos que escuché cuando subí al podio a recibir mi medalla”.
Como también nos contó su hijo “la única dificultad de Ricardo Heber era su físico, muy bajo para la competencia internacional, donde sus rivales le llevaban entre 10 y 15 cm. Lo compensaba con la potencia de su brazo, con una buena preparación física y una carrera que él mismo había desarrollado, con cinco pasos finales contundentes”.
Heber cerró esa inolvidable temporada de 1951 convirtiéndose en el primer atleta sudamericano en superar los 70 metros en jabalina. Fue el 3 de noviembre en la sede de su club, durante el Campeonato Interclubes, cuando alcanzó los 71.04 m, el mejor registro de su campaña.
Abrió la temporada con el mencionado título sudamericano, nuevamente en River, y allí también participó en el decathlon ocupando el cuarto puesto. Reunió 5.551 puntos (de acuerdo a la tabla actual). Y en los Juegos Olímpicos de Helsinki, su marca de 64.82 metros en la fase clasificatoria le permitió ubicarse entre los finalistas, aunque allí tiró dos metros menos y terminó en el 15° puesto. Los estadounidenses dominaron el podio (oro para Cy Young con récord olímpico de 73.38, seguido por Bill Miller con 72.46) y el bronce fue para el local Toivo Hytiainen con 71.89.
Heber recibió una beca para estudiar y competir en la Arizona State University, en Tempe, pero estuvo por poco tiempo allí.
Su última actuación en el alto nivel fue la medalla de plata en los Panamericanos de México, en 1955, con 66.55 metros, prueba ganada por una leyenda de esa disciplina, el estadounidense Franklin “Bud” Held, con 69,77. Se trata del primer hombre que atravesó la “barrera” de los 80 metros, con 80.41 y luego 81.75, meses antes de aquellos Juegos. Held no tuvo suerte con las citas olímpicas: fue 9° en Helsinki mientras brillaban sus compatriotas y cuatro años más tarde para Melbourne, donde aparecía como candidato tras llevar el récord a 82.29, se quedó afuera por una lesión. Held tuvo una trascendencia mayor que las competencias, ya que creó una marca de desarrollo y artículos deportivos, principalmente en atletismo y tenis. En el caso específico de la jabalina, era una época de grandes cambios, ya que los antiguos implementos de madera eran reemplazados por los de aluminio.
Si bien Ricardo Heber ya no volvió a niveles tan altos, se mantuvo como un puntal de la Selección Argentina en todos sus compromisos. Además de mantener la hegemonía en los Campeonatos Sudamericanos tradicionales, también fue el vencedor en el Sudamericano Extra de 1953 (Santiago de Chile) y en la Copa de Campeones, que sólo tuvo dos ediciones (Santiago 1957, Sao Paulo 1959). También estuvo en las primeras ediciones de los Iberoamericanos: en 1960 (Santiago) no le fue bien (quedó 8°), pero dos años más tarde en Madrid logró la medalla de plata con 65.36, escoltando al local Alfonso Carlos de Andrés (68.17).
Durante la década del 60 surgieron otros lanzadores destacados en nuestro medio como Antolín Rodríguez, Rafael Difonzo, Ian Barney. Este –hermano del gran garrochista Erico Ricardo- recuperó para la Argentina el cetro sudamericano en Rio de Janeiro (1965), donde Heber terminó cuarto. Desgraciadamente, falleció muy joven en un accidente automovilístico.
Todavía a fines de esa década y principios de la siguiente, la prestancia, calidad y caballerosidad de Heber seguía cautivando en el atletismo nacional:
. En 1969, y después de siete años, recuperó el título nacional con 64,60 metros. Pocas semanas antes se habían celebrado dos torneos internacionales en GEBA y allí la atracción era otro neoyorquino, Milton Barry Sonsky, quien ganó en las Bodas de Oro de la FAM con 78,32 metros y en el torneo Pierre de Coubertin con 79,54, marcas de primer nivel mundial para la época. Heber fue su escolta con 65,00 y 64.12 respectivamente. Sonsky, más adelante, alcanzaría el décimo lugar olímpico en Munich, además de un registro personal de 81.66.
. En 1971, a sus 44 años, Heber conquistó el último de sus trece títulos nacionales con 58,44 metros, siendo así el más veterano campeón argentino del historial. Y también en esa temporada asistió al último de sus once Campeonatos Sudamericanos, ocupando el 6° puesto con 59,34 m.
. En 1972, se despidió de los Campeonatos Nacionales quedando sexto con 54,00 metros. Esa prueba fue ganada por Rolf Bühler (72.34m), un suizo que residió en nuestro país durante ese año.
. En 1973, el Parque Chacabuco fue escenario del más relevante concurso de lanzamiento de jabalina en la historia de nuestro atletismo. Se celebraba el torneo Pierre de Coubertin y llegaron dos colosos mundiales de la especialidad: el alemán Klaus Wolferman (campeón olímpico en Munich) y el finés Jorna Kinnuen (subcampeón olímpico en México 68 y recordman mundial al año siguiente con 92.70). Ofrecieron un espectáculo inolvidable ante una multitud que copó las tribunas del Parque y Kinnunen ganó con 80,80 metros, mientras Wolfermann marcó 76.58. El tercer puesto fue para la nueva figura argentina, Néstor Pietrobelli, con 62.80. Y Heber a los 46 años, registró 53.84 metros para ocupar el séptimo lugar.
En 1974 y poco antes de su despedida, entrevistado por el recordado Gerardo Barthé, Heber contó: “Tengo casi tres décadas de federado, un hogar maravilloso y el hueso húmero que según las radiografías está bastante cansado de que le siga dando a la jabalina. Además, llevo al club todas las veces que puedo a mis tres pibes: Alejandro, Pedro y Diego… Yo entreno cinco o seis veces a la semana, un mínimo de dos horas”. El entusiasmo no había bajado nunca. También resaltó: “Jamás olvido a quienes me enseñaron y toavía hoy lo siguen haciendo con inmenso cariño Stanislaw Petkiewicz, Jorge Kistenmacher, Rodolfo Benítez y el profesor Rodríguez, mis guías a través del tiempo”.
En 1975, Pietrobelli –padre de otro gran especialista, campeón sudamericano de épocas recientes y también olímpico, Pablo- consiguió batir el récord nacional de Heber, al marcar 71.56 m. Y la última década marcaría la aparición de Braian Toledo, con su gran campaña en menores y juveniles, sus récords y medallas en mayores, y el cariño que se supo ganar en toda la comunidad atlética.
El mismo que, a lo largo de tanto tiempo, también se había ganado Ricardo Heber, un formidable competidor y un verdadero caballero del atletismo. Falleció el 14 de agosto de 2002, víctima de un infarto.
Todos sus récords nacionales en lanzamiento de jabalina
58,96 m. el 5-10.46 en Buenos Aires
59,59 m. el 26-4-47 en Rio de Janeiro
61,65 m. el 17-8-47 en Buenos Aires
62,04 m. el 16-5-48 en Buenos Aires
63,94 m. el 28-11-48 en Buenos Aires
65,56 m. el 16-4-49 en Lima (réc. sudamericano)
66,43 m. el 9-12-50 en Buenos Aires
(67,72 m. el 3-3-51 en Buenos Aires – réc sudamericano)
68,08 m. el 3-3-51 en Buenos Aires – réc. sudamericano
71,04 m. el 3-11-51 en Buenos Aires – réc. sudamericano
El récord nacional de Heber recién fue mejorado el 17-8-75 por Néstor Pietrobelli con 71,56 m.
El récord sudamericano fue mejorado el 21-8-64 por el chileno Patricio Etchevvery en Kentucky, EE.UU.
Todos sus títulos nacionales en jabalina
1946 56,52 m.
1948 61,06 m.
1949 63,06 m.
1950 64,41 m
1951 70,63 m.
1955 64,68 m.
1957 64,04 m
1958 63,75 m
1959 64,51 m
1960 59,24 m
1962 65,23 m
1969 64,60 m
1971 58,48 m
Actuaciones internacionales
1947. Campeonato Sudamericano (Rio de Janeiro): 1 con 59.59
1948. Juegos Olímpicos (Londres) q 60.82
1949. Campeonato Sudamericano (Lima): 1 con 65.56 RS
1951. Juegos Panamericanos (Buenos Aires): 1 con 68,08 RS
1952. Campeonato Sudamericano (Buenos Aires): 1 con 67.68 / 4 en decathlon
Juegos Olímpicos (Helsinki): 15 con 62.82 (q 64.82)
1953. Sudamericano Extra (Santiago de Chile): 1 con 68.23
1955. Juegos Panamericanos (México): 2 con 66.15
1956. Campeonato Sudamericano (Santiago de Chile): 1 con 64.85
1957. Copa Sudamericana de Campeones (Santiago): 1 con 66.64
1958. Campeonato Sudamericano (Montevideo): 1 con 65.78
1959. Copa Sudamericana de Campeones (Sao Paulo): 1 con 65.85
1960. Juegos Iberoamericanos (Santiago de Chile): 8 con 59.35
1961. Campeonato Sudamericano (Lima): 1 con 64.25
1962. Juegos Iberoamericanos (Madrid): 2 en con 65.36
1963. Juegos Panamericanos (Sao Paulo): 7 con 60.22
Campeonato Sudamericano (Cali): 4 con 63.13
1965. Campeonato Sudamericano (Rio de Janeiro): 4 con 62.89
1969. Campeonato Sudamericano (Quito): 5 con 61.12
1971. Campeonato Sudamericano (Lima): 6 con 59.34