Skip to content

Osvaldo Suárez, una campaña excepcional

17/02/2018
Por LUIS VINKER

 

Quienes hemos tenido el privilegio de ver al gran Osvaldo, aún en las etapas finales de su campaña, nunca podremos olvidar su jerarquía técnica, su calidad, su entrega. Siempre era un espectáculo por sí mismo.

Y quienes hemos tenido el privilegio de conocerle, tampoco podremos olvidarle. No sólo por lo que significó para el atletismo de nuestro país –sin dudas, uno de sus más grandes valores históricos- sino principalmente por su sencillez, su personalidad, su humildad. Esas condiciones humanas que le elevan en otra categoría, en la de los seres más admirados y más queridos dentro de esta actividad.

De la campaña atlética (y también de su actividad posterior) ya se describió bastante. Sus comienzos, casi casuales, en una carrera en Wilde, sus notables condiciones naturales reflejadas desde juvenil, sus giras europeas, la popularidad que le dieron pruebas como San Silvestre y carreras locales. La amargura por la (injusta) ausencia a los Juegos Olimpicos de Melbourne en 1956.  Y del post, ese apoyo constante a los nuevos valores, a las nuevas generaciones, a la promoción y enseñanza del atletismo.

Ahora, a través de estas estadísticas, intentaremos apreciar una vez más el significado de un atleta excepcional. Consideremos que compitió en una época donde no sólo no existían los avances científicos ni los apoyos profesionales que rodean a los atletas de hoy. Y tampoco existía la cantidad de competencias –desde las categorías juveniles hasta mayores- en los niveles internacionales, con las cuales seguramente su lista de conquistas, ya de por sí abrumadora, hubiera sido aún mayor.

Maratonista

Hizo su debut el 27 de agosto de 1955 en Enschede (Holanda), donde quedó segundo con 2h.26m.34s, a sólo 1s. de su compañero de giras y entrenamiento, el subcampeón olímpico Reinaldo Gorno.

Ausente en los Juegos de Melbourne 1956 –su gran ilusión- por una absurda sanción que le impuso la intervención militar del Comité Olímpico Argentino, Suárez recién volvió a correr un maratón el 20 de abril de 1959. Fue en el prestigioso Maratón de Boston donde logró el quinto puesto con 2h.28m.24s (dh).

Y para los Juegos Olímpicos de Roma, el 10 de septiembre de 1960, sí tuvo la oportunidad. Allí quedó en el 9° lugar con 2h.21m.27s., tras sufrir dolores abdominales a partir del kilómetro 25 por una deficiente hidratación. Fue remontando hasta lograr ese puesto y una marca que permaneció casi dos décadas como récord nacional.

Pocas semanas más tarde (16 de octubre en Santiago de Chile) corrió el maratón del primer Campeonato Iberoamericano, donde ganó en 2h.38m.23s, completando un triplete dorado con sus triunfos en 5.000 y 10 mil metros llanos.

Volvió a Boston el 20 de abril de 1964, ocupando el 8° lugar con 2h.27m51s (dh). Y también estuvo en los Juegos Olímpicos de Tokio, el 21 de octubre, pero tuvo que abandonar.

La popularidad de San Silvestre

La prueba pedestre más famosa en Latinoaméricana es la Travesía de San Silvestre, que el 31 de diciembre de cada año y desde 1924 organiza el diario A Gazeta Esportiva en las principales avenidas paulistas. Suárez es el único argentino que pudo triunfar allí a lo largo de casi un siglo. Y también fue el primer atleta en ganar la exigente prueba en tres oportunidades consecutivas, un hecho que cimentó su popularidad en nuestro país.

En su tiempo, la carrera se realizaba sobre 7,4 km. y en 1957 ocupó el segundo puesto con 21m39s, escoltando al portugués Manoel Faria y aventajando –entre otros- al ruso Vladimir Kuts, bicampeón olímpico del año anterior en Melbourne. El último día del año 1958, Suárez se consagró en San Silvestre con 21m21s, delante de Faria. Repitió en 1959 con 21m56s y en 1960 con 22m03s, alcanzando también el podio (tercer puesto) en 1962 con 22m47s y el octavo puesto en 1963.

Medallas panamericanas

Suárez es el atleta argentino más exitoso en el historial de los Juegos Panamericanos al lograr cuatro medallas de oro y dos de plata. Con apenas 21 años y en la altitud de México, en 1955, logró los 5.000 metros (15m.30s.6) y los 10 mil (32m.42s6). El segundo puesto en aquellos 5.000 fue del estadounidense Horace Ashenfelter, campeón olímpico del “steeplachase” en Helsinki 1952. Casualmente, Ashenfelter ha muerto pocos días antes que Osvaldo, a comienzos de este 2018.

En los Juegos de Chicago (1959) Suárez retuvo su corona de 10 mil metros con 30m17s2 y escoltó por apenas dos décimas al estadounidense Bill Dellinger en 5.000 (14m28s6).

El resultado se invirtió en los juegos siguientes, en el estadio Pacaembú de Sao Paulo, donde recuperó la corona de 5.000 con 14m25s81 y fue subcampeón de 10 mil con 30m26s56.  En aquella victoria de los 5.000 dejó atrás a los encumbrados estadounidenses Charles Clarke y Bob Schul, quien al año siguiente se proclamó campeón olímpico de esa prueba. Otro atleta argentino que triunfó en dichos Juegos fue Juan Carlos Dyrzka sobre 400 metros vallas. Y recién 36 años más tarde –en Winnipeg 1999- atletas de nuestro país volvieron al oro panamericano.

La campaña de Osvaldo Suárez en estos Juegos concluyó en Winnipeg (1967) donde llegó 5° sobre 5.000 metros con 14m.19s.4.

Iberoamericanos

Los llamados Juegos Iberoamericanos –desde 1983, Campeonatos Iberoamericanos- se inauguraron en el Estadio Nacional de Santiago, en 1960. Como citábamos, allí Suárez logró el “triplete dorado” al marcar 14m29s0 en 5.000 y 30m26s0 en 10.000 –aventajando en ambas pruebas al español José Molins- y completando con el maratón.

Dos años más tarde, en el estadio Vallehermoso de Madrid, Suárez retuvo la corona de los 5.000 metros con 14m31s6 y 10 mil con 30m14s2, superando entre otros al crédito local Mariano Haro Cisneros (tercero en 5.000, subcampeón en 10 mil). Haro, tiempo después, se convertiría en múltiple recordman español y uno de los mejores corredores del mundo, sobresaliendo su 4° puesto en los históricos 10 mil metros de los Juegos Olímpicos de Munich.

Campeonatos Sudamericanos

Osvaldo Suárez también fue el atleta argentino –del sector masculino- más exitoso en los Campeonatos Sudamericanos, acumulando 11 títulos y una medalla de plata.

Su debut se produjo con apenas 18 años en el estadio de River, en 1952, donde ocupó el 6° puesto en una carrera de 1.500 metros ganada por su compatriota Nilo William Riveros.

(Hay que citar  que en la temporada siguiente, en Santiago de Chile, Suárez logró los 5.000 metros del Sudamericano “extra” con 15m23s1).

Volvió a Santiago para el Sudamericano de 1956 donde se impuso en 5.000 con 14m30s8, 10.000 con 30m12s2 y medio maratón con 1h08m54s. Y retuvo los tres títulos en Montevideo (1958) con 14m26s1 en 5000 y 30m37s2 en 10.000 –secundado en ambas pruebas por Walter Lemos- además de 1h12m38s en maratón.

En Lima (1961) logró los 5000 con 14m54s7 y los 10.000 con 30m18s1. Y repitió en Cali (1963) con 14m49s8 y 30m09s6 respectivamente. Es decir, que fue campeón sudamericano del doblete 5/10 en cuatro sudamericanos consecutivos.

No participó en Rio de Janeiro (1965) donde el liderazgo del fondo argentino fue asumido por su amigo de la vida, Domingo Amaison. Pero sí estuvo para una gran despedida delante de su público en la pista de Parque Chacabuco (octubre de 1967). Allí el colombiano Víctor Mora consiguió superarlo sobre 5.000 metros con 14m48s0. Pero seis días más tarde, en una magistral demostración táctica, Suárez se llevó el título de 10 mil con 30m50s8, relegando al segundo puesto al bravo fondista de Bogotá.

Campeonatos Nacionales

Suárez fue protagonista de un momento histórico en los Campeonatos Nacionales. Ocurrió a fines de 1957 en la pista de Gimnasia y Esgrima. El sábado 14 ganó los 5.000 metros con récord sudamericano de 14m.16s.6. Y al día siguiente, en el tremendo duelo con Walter Lemos, le arrebató el récord sudamericano de 10.000 con 29m39s6 (Lemos repitió allí su mejor marca, apenas a 2/10 de Osvaldo).

A lo largo de su campaña, Suárez logró en cinco oportunidades el título nacional de 5.000 metros: 1954 con 14m51s0, el citado de 1957, 1959 con 14m31s2, 1962 con 14m21s6 y 1963 con 15m00s0. Y en otras cuatro oportunidades ganó los 10 mil metros: 1957, 1962 con 29m44s0, 1963 con 33m01s6 y 1969, ya cerca de su despedida atlética, con 31m14s2.

Nivel mundial

El 8 de noviembre de 1953, Suárez corrió los 10 mil metros en 31m.38s.8. Por entonces, no se llevaba a nivel internacional, ni siquiera sudamericano, la categoría “junior” o u-20, que recién tuvo sus competencias máximas a partir de 1986. Justamente allí, la estadística de la IAAF reconoció la marca de Suárez como la mejor del mundo u20 para su época.

Ya en mayores, además de competir con frecuencia con los principales fondistas de su época o del top ten olímpico, hay que resaltar que su mejor ránking en pista fue 11° sobre 10 mil metros, en 1959. Dos años antes, con 29m39s6, se había ubicado en el 16° lugar.

Distinciones

Osvaldo Suárez ha recibido las mayores distinciones dentro de su deporte en nuestro país. Fue el ganador del Olimpia de Oro, del Círculo de Periodistas Deportivos, como “Deportista del Año” en 1958, un halago que sólo repitieron otros dos atletas: Juan Carlos Dyrzka en 1963 y Germán Chiaraviglio en 2006.

El Senado de la Nación, en 2004, le concedió el premio Delfo Cabrera por su notable contribución al deporte atlético.

Una de las pistas sintéticas del Cenard lleva el nombre de Osvaldo Suárez y también, anualmente en Avellaneda, se realiza una competencia atlética en su homenaje.

En 1983, recibió en Mar del Plata el trofeo “Pierre de Coubertin” que se otorga cada año en el marco del torneo internacional Semana del Mar.

Y una encuesta entre 50 personalidades del atletismo nacional para consagrar a los “Atletas del Siglo XX” en la Argentina ubicó a Suárez en el tercer puesto, sólo precedido por los campeones olímpicos Juan Carlos Zabala y Delfo Cabrera.

Marcas y récords

La trayectoria de Suárez abarcó todas las distancias, desde los 1.500 metros hasta el maratón. Y su lista de récords nacionales y sudamericanos es abrumadora, considerando también que incursionaba hasta en pruebas que ya no figuran en la programación habitual del atletismo. Vamos a sintetizar esa notable trayectoria a través de las distintas distancias.

1.500 metros

Su mejor marca fue 3m.50s.8, lograda el 20 de octubre de 1962 en Barcelona, una semana después del Iberoamericano de Madrid. Quedaba a sólo 3/10 del entonces récord argentino de Eduardo Balducci (un récord que Osvaldo había poseído fugazmente con 3m55s6 el 10 de octubre de 1954).

Una milla

Mejor marca de 4m16s3, récord nacional fijado en Buenos Aires el 8 de marzo de 1953.

2.000 metros

En dos oportunidades batió el récord sudamericano: 5m27s0 en Buenos Aires (1-8-53) y 5m21s0 en Villa Domínico (16-7-61). Esta mara permaneció una década como tope sudamericano, hasta que fue mejorada por el chileno Jorge Grosser con 5m10s0.

3.000 metros

Durante su gira europea de 1959, Suárez batió dos veces el récord sudamericano con 8m15s4 en Viena (24 de junio) y 8m12s0 en Munich (4 de julio). Recién en 1973, con 8m05s02, lo pudo mejorar el brasileño Jose Romao de Andrade Silva. Y a nivel nacional, el récord de Suárez permaneció hasta 1983, cuando Omar Ortega lo llevó a 8m04s60.

5.000 metros

Una de las distancias favoritas de Osvaldo, quien allí estableció en cinco oportunidades el tope sudamericano: 14m20s7 el 3 de marzo de 1956 en Buenos Aires, 14m16s6 el 14 de diciembre de 1957 en los ya mencionados Campeonatos Nacionales en Buenos Aires, 14m14s4 en Viena el 1-8-59, 14m11s6 en la misma ciudad el 19-8-59. Y finalmente, su mejor marca personal de 14m05s0, lograda el 1-10-60 en San Sebastián. Como récord sudamericano permaneció cuatro años (lo mejoró el colombiano Alvaro Mejía con 13m53s4) mientras que a nivel nacional recién la batió Fernando Marrón con 14m02s2 el 11 de octubre de 1980, durante el gran Torneo Internacional de Buenos Aires, en la inauguración del CENARD.

10.000 metros

Logró su primer tope sudamericano el 12-2-55 en Buenos Aires con 30m30s0 y luego, con 30m15s6 el 18-3-56. El 7 de julio de ese mismo año se convirtió en el primer atleta de la región en bajar los 30 minutos con 29m49s9. Por esa época, también, se turnaba con Walter Lemos para bajar los récords. Y Lemos lo llevó a 29m39s8 a principios de 1957. Hasta que se encontraron en el ya mencionado duelo de los Nacionales, donde Suárez fijó el récord en 29m39s6. Lo batió con la mejor marca de su vida: 29m20s0 el 22-9-59 en Praga. También en esta distancia, fue el colombiano Alvaro Mejía quien consiguió superarlo con 29m10s4 en 1966. Y también en el torneo de Buenos Aires (12 de octubre de 1980) cayó el registro de Suárez como récord nacional: Jorge Monín lo llevó a 29m21s5.

Suárez también logró récords sudamericanos de pista en pruebas que ya no se realizan. Por ejemplo, el 20 de julio de 1958 en Villa Domínico fijó 1h02m00s2 para los 20 mil metros (y también allí se computaron como topes sudamericanos sus registros de 49m53s4 en las 10 millas y 19.344,7 metros en la Hora). Y en tres oportunidades, entre 1954 y 1969, se unió a sus compañeros de Independiente para fijar el récord de la posta 4×1500, el último de ellos con 16m17s2.