CADA / Atletas en el recuerdo
Durante la década de 60, todavía brillaba Osvaldo Suárez al tope en nuestro atletismo de fondo y uno de sus compañeros de generación, Domingo Amaison, alcanzaba sus mejores resultados, especialmente en la prueba de los 3.000 metros con obstáculos. Fueron los nombres dominantes de esa época en la que llegó a terciar por momentos, y asomando como eventual heredero, un rubio, estilizado y promisorio corredor surgido del sur del conurbano, Mario Cutropia. De excelentes performances en la categoría juvenil –que recién tenía sus primeras competencias internacionales- Cutropia sobresalió tanto en las pruebas de pista como en las pruebas de calle (populares en ese tiempo), pero luego no pudo concretar todas sus esperanzas.
Cutropia nació en Punta Alta el 12 de noviembre de 1943, pero desde chico vivió en la zona de Quilmes. Según le contó a Domingo Amaison, con quien se reencontró hace poco tiempo en oportunidad de la gala de los ex atletas, “una tarde estando en el Parque de Villa Dominico, observe que salían a correr tres personas. Me puse a correr detrás de ellos y los seguí, sin conocerlos. Grande fue mi sorpresa al saber que eran, Osvaldo Suarez, Walter Lemos y Gumersindo Gómez, que se preparaban bajo las ordenes de Alejandro Stirling para ir a los Juegos Olímpicos de Roma (1960 ). Ellos querían entrenarme y elegí hacerlo en Estrella del Sud con Osvaldo, quien fue un amigo, un compañero, y sin exagerar un padre, de ahí lo acompañe en ciento de pruebas atléticas callejeras”.
El tercer Sudamericano de Juveniles se realizó en 1961 en la pista del Liceo Militar General Belgrano, en Santa Fe, y allí Cutropia se proclamó campeón de los 3.000 metros en 9m07s2 y tercero en los 1.500 con 4m11s8. Un año más tarde, en Lima, ganó ambas pruebas: 4m04s8 en mediofondo y 8m47s8 en los 3000 metros.
Cutropia también ya incursionaba con los mayores: en el 61 fue campeón nacional de los 5.000 metros en Bahía Blanca con 15m01s3 y al año siguiente en Tucumán, sobre la misma distancia, quedó tercero con 15m05s4, en una carrera ganada por el imbatible Osvaldo Suárez de la época (y Luis Sandobal en el segundo puesto). En 1963, en Jujuy, Cutropia participó en los 10 mil metros y quedó segundo, también detrás de Osvaldo.
Sorpresivamente decidió probar suerte en el maratón, con apenas 21 años. Fue durante el selectivo olímpico para Tokio, el 23 de agosto de 1964. Se realizó en San Miguel y Suárez –por sus antecedentes- quedó exceptuado de participar. Cutropia, en ese momento representante de River, venció con 2h31m37s y luego llegó Luis Altamirano –un futuro subcampeón sudamericano y atleta del Ateneo Sarandí- con 2h32m20s. La comisión técnica consideró que, por esa marca y sobre todo, por su juventud, era muy aventurado llevar a Cutropia a Tokio.
A fines de esa temporada se proclamó campeón argentino de 5.000 (15m15s4) y 10.000 (31m58s8) en Comodoro Rivadavia. Y asistió a la Travesía de San Silvestre, un destino muy anhelado por nuestros fondistas, sobre todo por la popularidad que le había dado Osvaldo con sus tres triunfos consecutivos a esa carrera. Cutropia terminó 11° en una prueba de alto nivel, donde se impuso el belga Gaston Roelants –campeón olímpico de obstáculos- delante de otro primera línea mundial como el español Mariano Haro Cisneros. Allí el argentino se dio el gusto de terminar un puesto por delante de uno de los grandes campeones olímpicos de fondo y precursor de la “legión africana”, Kipchoge Keino.
Pocos días más tarde, varias de las figuras de San Silvestre llegaron a Mar del Plata para la que sería la última edición del legendario Maratón de los Barrios, de la revista El Gráfico. Se realizó el 9 de enero del 65 sobre 9,1 kilómetros y allí los extranjeros, con Roelants y Haro adelante, dominaron la prueba. Suárez fue el mejor argentino en el séptimo puesto y Cutropia quedó octavo, ambos en 30m22s.
Aquel 1965 marcó la consagración de Cutropia. Fue en oportunidad del Campeonato Sudamericano en Rio de Janeiro. Logró la medalla de oro en los 10 mil metros con 31m03s91, seguido por Amaison. Este fue el vencedor en 5.000 metros con 14m46s5, en tanto Cutropia le escoltó con 14m49s9.
Amaison tuvo un desempeño notable en ese Campeonato ya que participó en cinco pruebas, con medallas en todas (incluyendo dos doradas) y él mismo nos acerca un comentario del periodista Jorge Ventura, enviado especial de El Gráfico: “Temblando de nervios y sin previo anuncio, Mario Cutropia se levanto, tímidamente. La cena en el hotel Regina de Río ya terminaba. ‘Muchachos, yo sé que muchas veces ustedes me han desestimado por mi temperamento rebelde. Pero esta noche les pido que me escuchen. Quiero rendir dos homenajes. Uno a ese ausente que tantos triunfos dio a la Argentina, que es mi maestro y se llama Osvaldo Suarez. Otro a vos Domingo Amaison, a pesar que estuvimos peleados en la pista y también afuera. Pero vos fuiste el mejor atleta del Sudamericano. Quiero abrazarte y pedirte que volvamos a ser amigos’. Lagrimas en todos y una cola para ir a felicitar uno por uno al chico que que no todos entienden. Que al regresar de Río de Janeiro, tuvo su gran regalo: el primer sueldo como colaborador de Educación Física en la provincia de Buenos Aires. La primera plata que ganó en su vida”
A fines de octubre de ese año, la pista de Gimnasia y Esgrima fue la sede de dos festivales internacionales, donde Cutropia tuvo la oportunidad de competir con la estrella ascendente de la región, el colombiano Alvaro Mejía, quien venía de desalojar a nuestro gran Osvaldo de las listas de récords sudamericanos en 5.000 y 10.000. Se trataba de los torneos Luis Gálvez Chipoco y Pierre de Coubertin, donde se dieron cita olímpicos y mundialistas de Estados Unidos, Alemania (Federal) y los principales exponentes de nuestra región. El 24 de octubre, Mejía se impuso sobre 5.000 metros con 14m25s0 y Cutropia lo escoltó con 14m40s6. Una semana después, el colombiano volvió a ganar con 14m37s0, delante del mejor corredor alemán de aquella época –y tres veces olímpico- Lutz Phillip con 14m38s2, quedando Cutropia más retrasado (15m02s0 para el tercer puesto). Y durante los Campeonatos Nacionales, disputados en San Juan, Cutropia retuvo sus coronas de ambas distancias: 15m10s0 en 5.000 (con apenas dos décimas de ventaja sobre Amaison) y 31m51s6 en 10.000. También volvió a la San Silvestre, una vez más el reinado de Roelants, y terminó en el 12° lugar.
Cutropia había logrado su mejor registro personal de 3.000 metros en La Plata, con 8m24s6 el 12 de septiembre de 1965. Y en los preparativos para los Juegos Panamericanos de Winnipeg consiguió su mejor en 10 mil llanos con 30m17s8, el 21 de mayo de 1967 en Buenos Aires. Las pruebas de fondo de aquellos Juegos marcaron el fin del reinado del gran Osvaldo –cuatro doradas y dos de plata entre 1955, 1959 y 1963- ya que ocupó el quinto lugar de los 5.000 metros, mientras que la figura fue el estadounidense Van Nelson al vencer con 13m47s4 en esa distancia y 29m17s4 en los 10 mil. Cutropia ocupó el séptimo lugar en ambas carreras y, en el caso de los 5.000, con la mejor marca de su campaña: 14m30s0.
En 1968 se casó con Jsefina Vitolo –tienen tres hijos, Andrea Enrique y Anabela, y cinco nietos- y se fue alejando de las pruebas de pista, mientras se mantuvo como animador en las de calle. No obstante se lo volvió a ver en algunos Nacionales: En Santa Fe (1968) fue subcampeón de 10 mil y tercero en 5.000, en Buenos Aires (1969) escoltó a un Suárez que se despedía de las competencias sobre 10 mil (31m14s2 y 31m38s4) y finalmente estuvo en el Nacional del 72. Allí Amaison extendió su cosecha con 30m08s2 en los 10 mil metros, seguido por Juan Carrizo y Cutropia. Pero este, en cambio, se hacía presente con más frecuencia en calle y carretera. Y volvió a la Selección Argentina para el Sudamericano de 1969 en Quito, tras ganar un selectivo sobre 30 km. en Ezeiza, donde registró una de las mejores marcas del historial nacional: 1h36m00s, quedando Juan Carrizo en el segundo puesto a más de un minuto.
A pesar de la altitud de la capital ecuatoriana, Cutropia volvió a sobresalir: fue subcampeón de los 10 mil metros con 32m28s6, muy cerca del entonces imbatible colombiano Víctor Manuel Mora (32m27s2). Y se animó nuevamente al maratón, logrando la medalla de bronce, detrás del colombiano Pablo Cárdenas y del chileno José Ramírez. En cambio, para el Sudamericano de Lima de 1971 no se encontraba en buenas condiciones y terminó 11° en el maratón, ya cerca del final de su campaña.
Hace poco tiempo, en oportunidad del 350° aniversario del distrito de Quilmes, el municipio homenajeó a distintas personalidades, incluyendo a Cutropia. Este también recibió el tributo del Concejo Deliberante y, además, se realizaron competencias con su nombre. Durante el Maratón Internacional de Buenos Aires que organizó la Asociación Ñandú, Amaison y Cutropia estuvieron en el palco de honor, con las plaquetas para otros históricos de nuestro atletismo: los hijos de Osvaldo Suárez y Delfo Cabrera. Fue una felicidad para todo el ambiente atlético el reencuentro con aquel gladiador de las carreras de fondo de la década del 60.