Heredó la velocidad de su papá nigeriano, quien falleció cuando él tenía 7 años. Su mamá japonesa es concertista de piano y lucha contra una grave enfermedad. «El me alienta con sus logros a salir adelante», cuenta.
“Mi hijo me alienta con sus logros, me da mucha fuerza y eso me está ayudando para seguir este duro tratamiento tras la operación”, comenta la encantadora mujer, quien espera tener una oportunidad para dedicarse a su gran pasión en la región.
“Estudié concertista de piano, desde los cuatro años que amo la música. Estudié en la Universidad Osaka, fui a España a realizar postgrado en Madrid. Estuve buscando trabajó aquí pero no encontré de pianista, no estoy en práctica. En Argentina es difícil, hasta ahora no tengo suerte”, lamenta Yuki con una sonrisa y sin perder las esperanzas. Ella sabe de que se trata eso…
¿Cómo llegaron a la región? “Después del fallecimiento del papá de Odunze, muchas cosas feas pasaron en Japón y me pusieron en alerta. Quería tomarme un descanse bastante tiempo, era un sueño visitar Sudamericana. Venir desde el otro lado del mundo, dos días de viaje en avión… Trabajaba mucho allá y digo, ‘no tiene sentido esta vida, quiero tomar un descanso’. Y ahí conocí a Gustavo que es neuquino y nos trasladamos”, confiesa lo que le deparó el destino. «Es un gran referente para él, Gustavo lo acompaña a todos lados, de hecho ahora mismo está en Córdoba con mi pequeño. Es para valorar todo lo que hace por nosotros», destaca al neuquino que quiere como a un hijo al pichón de crack.
Luego se refiere a la meta personal que persigue el chico, la motivación especial que lo moviliza. “El padre de mi hijo era atleta, tenía un récord de 100 metros en el colegio, de 10s5c y él está intentando superar el récord de su papá, que corría en el secundario, estaba en la lista de los Juegos Olímpicos pero por cuestiones económicas no pudo seguir su carrera”, explica Yuki.
“Cuando llegamos a Neuquén, mi nene hacía natación, fútbol. Estaba en Patagonia. Pero la verdad es que no tenía tanta pasión, le gustaba más correr. Lo anotamos en Ciudad Deportiva y allí sí se entusiasmó”, recuerda los inicios del precoz talento que tan bien representa a la provincia.
“Es un orgullo, sabía que podía correr pero no que podía andar tan bien”, agrega reconfortada.
Al tiempo que solo tiene palabras de agradecimientos al personal médico por cómo la atienden en este duro proceso y hasta blanquea que estuvieron a punto de volverse a Asia por su drama. “Cuando me diagnosticaron cáncer, nosotros intentamos cuatro veces volver a Japón para el tratamiento, pero nos cancelaron todos los vuelos por la pandemia. Entonces decidí realizar el tratamiento aquí y como yo no hablo bien el castellano, tenía mucho miedo. Resulta que me trataron perfectamente, muy pero muy profesional el equipo de oncología de hospital y estoy muy agradecida por todo lo que me brindaron, el servicio y la ayuda de la gente. No tengo más palabras que agradecer a todos por el acompañamiento. Y a mi hijo también lo aceptaron muy bien del equipo de atletismo, enorme dedicación de su entrenador, estamos de verdad agradecidos a Diego Sibona y a todo Neuquén”, resume Mamá coraje.