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Joaquín Arbe, con el sueño de los Juegos

10/11/2019

Por Maximiliano Molina / Diario de la República, San Luis

Suele decirse que los niños vienen con el pan bajo el brazo. Y esa frase se hizo realiadd en la vida de Joaquín Arbe. Un día después de que lograra en el Maratón de Buenos Aires la clasificación para los Juegos Olímpicos Tokio 2020, nació su tercer hijo. Oriundo de Esquel, y de 29 años, Arbe será -este domingo 10 de noviembre- protagonista de la prueba pedestre Uproo Corre, en Villa Mercedes, San Luis. Será su segunda carrera tras aquel 22 de setiembre, cuando «voló» por las calles porteñas y congeló el reloj en 2h11m02s. Después solo corrió y ganó los 15k de San Juan. Desde su ciudad natal, a horas de emprender el viaje en avión rumbo a Buenos Aires y luego vía terrestre hacia San Luis, habló con «El Diario».

«Tras el Maratón de Buenos Aires y dado el resultado, optamos por descansar hasta fin de año en lo que se refiere a objetivos fijos. Por eso, actualmente estoy trabajando en mi casa y entrenando solo en un turno, para mantenerme. Pude ganar un dinero que me permitió invertir en materiales. Tengo tres hijos, mi casa era chica y tenía una sola pieza. Así que ahora trabajamos para terminar dos piezas más«, contó.

-¿Podés vivir del atletismo?

-Desde el año pasado me acomodé bastante bien. Podía trabajar en casa y no hacía falta hacerlo en changas. Mis tíos tienen obras de construcción y cuando les decía que me den una mano, trabajaba con ellos. Así que todo lo que aprendí en albañilería, ahora lo hago en casa.

-¿Cómo llegás a esta carrera en San Luis?

-No tenía en los planes correr en Villa Mercedes, pero recibí la invitación con tiempo, y además siempre me atendieron muy bien allí. Será una carrera muy dura porque estarán los dos mejores corredores que hay en 10 mil metros, Julián Molina y Federico Bruno. Habrá buenas marcas, espero poder prenderme con ellos. Claro que no estoy como hace dos meses, pero espero dar pelea. Y me viene bien como preparación para el Nacional de Medio maratón.

¿Cómo fue el momento de cruzar la meta en Buenos Aires y saberte clasificado para los Juegos Olímpicos?

-Fue emocionante. Nunca pensé en conseguir la marca mínima, es muy difícil correr debajo de 2h11m30s, es una exigencia mayor en 4 m respecto a Rïo 2016. Me tenía fe para correr en 2h13 y pelear los puntos… Esa era la planificación… Nunca pensé en correr así en Buenos Aires y conseguir la marca directa. Pero se dio.

-¿Cómo fue la planificación?

-Yo tenía un antecedente de 2h20 en La Pampa, pero sin entrenar ordenadamente. Entonces quería correr el Maratón de Buenos Aires para buscar un buen tiempo. En febrero arranqué con Jorge Basiricó, charlas la posibilidad de subir a Cachi, algo nuevo para mí. Pedí subsidios, vendí bonos para hacer esa preparación. Subía 20 días antes del medio maratón, un poco apretado de tiempo y sin saber cómo me sentiría al bajar a nivel del mar. Me costó en las dos primeras semanas, pero después todo salió bien. Hice lo mismo para el maratón y esa segunda estadía fue más llevadera, los trabajos salieron óptimos. Ahí estuvo la clave, porque mejoré mi marca en medio maratón y conseguí el tiempo en maratón. En enero iré otra vez.

-¿En qué te cambió tener a Basiricó como entrenador?

-Necesitaba a alguien que me ordenar, que esté encima mío para que no me distraiga con otras carreras como hice siempre. A veces entrenaba para medio maratón y me iba a correr en pista, o corría en pista y me iba a la montaña. Empecé a entrenar con él, confié en su trabajo y fue positivo para mí.

-¿Ya te imaginás lo que será estar en la línea de largada en Sapporo (donde se hará el maratón olímpico 2020)?

-Es un sueño, solo con pensar que estaré junto a los mejores del mundo. Quiero disfrutarlo porque me costó mucho.