Del Diario Olé / Por Tomás Abouchain
Ya van muchísimos años que Jennifer Dahlgren representa a la Argentina por todo el mundo, entre Juegos Olímpicos, Panamericanos, Sudamericanos o Mundiales. Ahora, se prepara para lanzar el martillo en Lima por última vez en esta competencia. El cierre ideal para Jenny sería competir en Tokio 2020, para los que todavía debe clasificarse.
-¿Qué sensaciones tenés para Lima?
Me siento bien, es mi cuarto Panamericano y soy consciente de que es el último, así que estoy intentando ajustar todos los detalles para poder llegar de la mejor forma. Es un Panamericano que, por suerte, va a tener una linda competencia porque hay dos americanas y una canadiense que están muy fuertes, aíi que el podio va a estar muy peleado y yo voy a intentar hacer el mejor papel para despedirme en las buenas.
-Una vez dijiste que Toronto 2015 fue frustrante por cómo terminaste. ¿Eso influye para este nuevo Panamericano?
-No tanto, yo creo que hay ciertos torneos que son difíciles. En Toronto no competí bien, pero ese año para mí también fue muy difícil, no me salían los resultados, me sentía bien físicamente pero muchas veces son detalles muy chicos los que te implican un buen resultado o no. Y me acuerdo de mi frustración en Toronto, de haber estado en mejor forma de lo que me salió ese día y ahí tomé la decisión de volver a Argentina para conseguir la marca para clasificar al Mundial, que lo logré en Santa Fe y después lo repetí en Buenos Aires, ya clasificando para los Juegos Olímpicos de Río. Entonces hay como frustraciones o derrotas, por así decirles, que también te impulsan hacia adelante y la verdad que Toronto no es una espina que me haya quedado pendiente, pero sí voy a tratar de que estos Panamericanos sean una buena experiencia competitiva como para ir cerrando.
Dahlgren compitiendo con la celestre y blanca. En 2020 cumplirá 22 años representando a la Argentina. Foto AFP
-Cuando estás compitiendo y no te salen las cosas, ¿qué se te cruza por la cabeza?
-Esa es la parte de la competencia que nos desafía más, porque a veces te salen mejor aspectos mentales o técnicos, entonces si alguna parte fluye vas por esa. Ahora, el desafío es cuando trastabillás un poco mentalmente o técnicamente no te sale nada, y hay que volver a enfocar la mirada en eso para poder sacar un buen resultado. Pero también entender que un buen o mal resultado son las partes posibles de la competencia.
-¿Cuál es el objetivo en Lima?
-El podio va a estar muy peleado. Ahora estoy cuarta en el ranking, entonces me gustaría, por lo menos, defender esa posición, ser la mejor de las sudamericanas y acercarme lo más posible al bronce a ver si alguna de las otras se equivoca. Pero mi objetivo sería estar ahí en el cuarto lugar, y también me gustaría mejorar la mejor marca del año que es 68,55 metros, y creo que es posible. Así que esos serían los objetivos actuales, y siempre hay que ir ajustándolos según cómo estamos realmente, y creo que esas son metas fieles.
-Y todavía te queda Tokio, ¿no?
-Sí, van a ser mis últimos Juegos Olímpicos, y el año que viene después de la Copa de clubes en septiembre ya me retiraría. Así que es una decisión que ya tomé hace tres años, después de Río. Es más, estaba un poco indecisa hasta el año pasado, pero la verdad es que tuve un año súper positivo y ahí decidí intentar por Tokio 2020. Y sí, ya es el final.
-¿Ya tenés pensado qué vas a hacer después del retiro?
-Tengo muchos proyectos, voy a seguir con la literatura y la oratoria, ahora tengo una columna en una radio, así que en alguna cosa me voy a acomodar. No tengo nada todavía firme porque siempre estoy con la mira en mi próximo objetivo, y ver qué me espera y trae la vida.