Al celebrarse este 23 de septiembre, exactamente los 40 años del primer maratón corrido por una mujer argentina, la Asociación Ñandú homenajeará a su protagonista: Nilda Iris Fernández. Recibirá una distinción especial en la entrega de premios del próximo Maratón Internacional de Buenos Aires/Campeonato Sudamericano, el domingo 22.
Ella no sólo fue una pionera entre las maratonistas, sino entre todas las corredoras de fondo, ya que abordó todas las distancias largas –en pista y calle- desde fines de los 60, cuando ninguna otra mujer lo hacía.
Nacida en Buenos Aires el 21 de agosto de 1946, Iris fue la primera en abordar distancias que el programa oficial del atletismo recién autorizó a principios de los 70, desde los 1.500 hasta los 10 mil metros llanos.
Y ella hizo su debut en la distancia máxima el 23.9.79 con el Maratón Avon, en Waldniel, donde consiguió el 36° puesto y bajó las tres horas: 2h.58m.31s, que permanecieron durante ocho temporadas con récord argentino.
Iris representó a San Lorenzo y a la UDA (Unión Deportiva Argentina) y su entrenador era un destacado mediofondista de la década del 50, Gilberto Miori.
Sus mejores marcas personales en pista fueron 2m12s6 en 800 (1971), 4m31s9 en 1500 (1975), 9m54s6 en 3000 (1978) y 17m58s2 en 5000 (1977). Estableció 5 veces el récord argentino de los 800, 7 veces el de 1500, 4 veces el de 3000 y 1 vez el de 5.000.
Logró numerosos títulos nacionales en pista: 800 metros (1969, 1970, 1971 y 1972), 1500 metros (1970, 1971 y 1972) y 3000 metros (1977).
Representó al país en los Juegos Panamericanos de Cali (1971) y llegó a la final de 800 metros, donde quedó 6ª. con 2m14s3.
Y también participó en todos los Campeonatos Sudamericanos, entre 1967 y 1975, logrando la medalla de plata de 800 en Quito 1969 (detrás de Melania Fontanarrosa) y 1500 en Rio de Janeiro (1975) escoltando a Ana María Nielsen. Fue medalla de bronce en Lima 1971 sobre 800 y en Santiago 1974 sobre 1500. Había debutado en 1967 en Parque Chacabuco, ocupando el 4° puesto en 800.
También fue una precursora en las carreras de calle en nuestro país y ganó, por ejemplo, la Fiestas Mayas en 1976 y 1981, y el primer Campeonato Nacional femenino de 21km, en 1983 en Córdoba.
De profesión perita mercantil y docente de Inglés, desempeñó distintas tareas en compañías privadas e instituciones oficiales. Dentro del Estado tuvo una extensa y notable trayectoria, con funciones directivas en el Banco Hipotecario Nacional, el ex Ministerio de Bienestar Social y la Secretaría de Deportes, entre otros sectores.
Pero, sobre todo, es una apasionada por el atletismo y las largas distancias. Bien porteña, del barrio de Floresta, en una entrevista en la Revista Periscopio, a comienzos de los 70, contó así sus comienzos: “Una tarde del verano de 1964, en San Lorenzo, al que concurría para hacer un poco de vóleibol, tenis y natación, vi a una amiga arrojando una jabalina”. La curiosidad de saber para qué servía ese artefacto le dio su primer contacto con el atletismo. «Al principio —rememora— iba a la pista y corría junto a mis amigos. Corría informalmente, sin ton ni son, pero me gustaba muchísimo. Un día, el nuevo profesor de atletismo, Gilberto Miori, quien luego sería mi entrenador, padre deportivo y gran compañero, nos reunió en la pista y nos indujo a comprender que el atletismo era sacrificio y que no pensáramos en seductoras recompensas, sino en la satisfacción de aprender siempre un poco más.»
Sus primeros pasos fueron en pruebas de 100, 200 y 400 metros, como se estilaba en esa época, aún cuando la velocidad no coincidía con su temperamento pero resultó esencial en su formación. Pero en 1967 ya se volcaba al mediofondo, sobre 800 metros, desde donde desarrollaría su gran campaña.
En otra entrevista, para un medio de San Lorenzo, Iris amplió:
“ Cuando comencé a entrenar para medias distancias y largas distancias fui una especie de conejillo de indias porque no había experiencia anterior de entrenamientos para mujeres y la información de cómo entrenaban en Europa era prácticamente inaccesible (no había textos ni internet). Entonces hacía un entrenamiento similar pero más liviano que los varones y entrenaba con ellos que me ayudaban para las pasadas y las distancias largas, además de protegerme durante las carreras de calle de las agresiones de aquellos varones que se sentían ofendidos cuando los pasaba. Además existían las agresiones de aquéllos que me veían entrenar que me descalificaban por el hecho de ser mujer y estar haciendo un deporte en lugares, por ejemplo por la calle o en el Parque, que suponían estaban reservados a los hombres. Pero creo que esa es una reacción que deben soportar y seguir adelante con sus objetivos quienes son pioneros en algo y yo fui pionera en carreras de mayores distancias tal como lo comenté anteriormente. También fui un imán para que muchas mujeres se acercaran al club a entrenar conmigo, movidas algunas por la vocación y otras por la curiosidad ya que por lo fuera de lo común de mi desempeño, aparecía muy seguido en diversos medios de comunicación: radio, televisión, revistas y diarios de la época. Y aquellas que no se acercaban al club se animaban también en las competencias ya que querían probar ellas mismas lo que yo experimentaba”.
Iris Fernández representó a San Lorenzo hasta fines de 1972 y siempre recuerda con emoción cuando toda la hinchada del Ciclón la recibió, con una ovación, en una previa a un partido con Platense. Posteriormente siguió su campaña en la UDA hasta su retiro de las competencias. Fue la primera mediofondista/fondista argentina en realizar una gira por Europa en pruebas de pista cubierta y cross country, y también la primera en debutar en el sector femenino de la clásica San Silvestre, en Sao Paulo, donde consiguió el 4° puesto sobre 8,9 kilómetros en 1975, cuando venció la alemana Christa Vahlensieck. Su campaña se extendió, inclusive, a las pruebas “master” y fue 5ª. en el Mundial de Ruta 2002 en Riccione, Italia.
Iris recibió numerosas distinciones a lo largo de su trayectoria como el Olimpia de Plata en 1970 y, más recientemente, el Diploma como “deportista destacada” del Senado de la Nación. Ahora llegará una más, otorgada por Ñandú, celebrando su fecunda, incansable y siempre amistosa labor por nuestro deporte y por los derechos de la Mujer.