Eduardo Balducci, uno de los mejores mediofondistas del historial argentino y una de las grandes figuras de nuestro deporte en los años 50, falleció recientemente en Miramar, la ciudad balnearia donde había fijado su residencia hace ya tres décadas. “Después de su retiro del atletismo, Eduardo trabajó como técnico en instalaciones de gas hasta su jubilación. Y en los últimos tiempos mantenía sus vínculos con grupos de ex atletas, sobre todo con Enrique Beckles (velocista olímpico) y conmigo, y colaboraba en actividades en Miramar”, cuenta Domingo Amaison. Los restos de Balducci fueron cremados y sus cenizas, colocadas junto a un árbol en los bosques de Palermo, en Buenos Aires: un símbolo, ya que allí había entrenado a lo largo de toda su campaña atlética.
Balducci nació el 15 de abril de 1932 y fue uno de los mejores especialistas argentinos sobre 800 metros llanos, una distancia que nuestros atletas dominaron por varios períodos y en la que se cosecharon 16 títulos sudamericanos, el último con el cuyano Leandro Paris en Asunción 2017. Paradójicamente, Balducci no pudo lograrlo, ya que su época fue acaparada –en el nivel regional- por un fenómeno como el chileno Ramón Sandoval, con quien protagonizó duelos memorables. Pero el nombre de Balducci queda en la lista de los más destacos argentinos de esa especialidad, junto a Juan Carlos Anderson (finalista olímpico en Berlin 1936) y Luis Antonio Migueles, quien ostenta la plusmarca nacional desde 1986. Balducci, además, fijó los topes argentinos en casi todas las distancias de mediofondo, desde los 800 hasta los 2.000 metros, y en algunos casos como alcance sudamericano.
Sus comienzos fueron retratados por Ulises Barrera en Mundo Deportivo: “Era un pibe alegre, dueño de esa alegría espontánea y contagiosa que se tiene en los despreocupados años de la niñez. Y era sano, fuerte. Su físico no tenía mucho de exuberante, aunque era alto. Le gustaba mucho jugar al fútbol, no se perdía ‘picado’ alguno. Pronto se identificó con el fútbol. Pero cierto día, ese ‘día especial’ que suele aparecer en la vida, se suscitó una cuestión y abandonó su equipo”. La misma nota recuerda que Balducci “corría cuando iba a la escuela. Hacerlo era algo así como una válvula de escape. Para el resto de la gente se trataba sólo de un escolar que iba retrasado o simplemente de un pibe travieso con exceso de energías. Sin embargo, él le exigía cada vez más a sus piernas”.
La cuestión es que Ramón Garvich, un canillita que practicaba atletismo en Parque Avellaneda, le vio condiciones y le invitó a acompañarlo. Balducci rápidamente demostró que tenía pasta de mediofondista, recibió los consejos técnicos de un ex atleta de River, Julio Sánchez, y con pocos meses de preparación ya estaba por debajo de los 2 minutos en los 800 metros.
“Sus comienzos fueron representando a Municipalidad (hoy, Club Ciudad de Buenos Aires) y River pero después quedó en el Club Argentino de Atletismo, que se había fundado en 1953. Tuvo como entrenadores a Don Pablo Seeger en los primeros tiempos y luego a Von der Planitz, alemán”, recuerda Amaison, quien poco después llegaba a Buenos Aires para iniciar su propia campaña, pero en pruebas de fondo. Justamente corriendo para River en una de sus primeras pruebas, y siendo aún muy joven, Balducci integró una posta que estableció una marca sudamericana para una prueba poco frecuente, la 4×1.500. Fue el 10 de junio de 1950, cuando marcaron 16m37s7 con Raúl Castro, el luego campeón sudamericano de la distancia, Nilo Riveros y Oscar Gohuarou.
El debut internacional de Balducci se produjo nada menos que en los primeros Juegos Deportivos Panamericanos, celebrados en 1951 en el estadio de River, donde ganó su serie de los 800 metros con 1m.57s2 y quedó sexto en la final, dominada por el favorito estadounidense Malvin Whitfield, quien un año más tarde alcanzaría el subcampeonato olímpico en Helsinki. Claro que en estos mismos Panamericanos, Balducci también tuvo una de las principales satisfacciones de su carrera, la medalla de bronce con la posta 4×400, que marcó 3m.18s.4 y que también integraban Máximo Guerra, Guido Veronese y el principal mediofondista del momento, Julio Ferreyra Lima.
Balducci volvió a ser convocado para la selección nacional en el Sudamericano de 1952, también en el estadio de River, aunque allí sólo participó en los 400 metros (fue tercero en su serie con 50s.3 y no accedió a la final) y como reserva para la posta larga. Aunque en esta prueba alcanzó una mejor marca personal de 50s.1 (en 1953), tanto él como sus técnicos sabían que sus mayores posibilidades residían en el mediofondo y en aquella misma temporada del 53 alcanzó su primer título nacional de 800, en Rosario, con 1m53s3, integrando además la posta larga campeona.
Balducci llegó a su consolidación atlética en 1956 y, visto hoy a la distancia, tal vez se le privó allí de lo que era su sueño máximo, asistir a los Juegos Olímpicos en Melbourne. Recordemos la época: se acababa de instaurar la Revolución Libertadora, después del derrocamiento del peronismo, y atletas como Osvaldo Suárez y Walter Lemos –que habían sido designados- fueron sorpresivamente marginados del viaje, con suspensiones extrañas y un evidente trasfondo político, persecutorio. Por otro lado, con argumentos sobre “difícil la situación económica” redujeron a un mínimo la delegación deportiva de nuestro país a Melbourne, que fue de apenas 30 deportistas. En atletismo sólo se enviaron a los discóbolos Günther Kruse e Isabel Avellán, ambos finalistas.
Balducci había comenzado con todo esa temporada, cuando batió por primera vez el récord nacional de los 800 metros con 1m.52s9 el 19 de febrero, dejando atrás la marca de 1m.53s.6 que compartían Ferreyra Lima y otro notable corredor de la época, Juan Doroteo Miranda (medalla dorada de los 1.500 en los Panamericanos del 55). Con esa carta de presentación, Balducci arribó a Santiago de Chile para el primero de los grandes duelos con Sandoval en el Estadio Nacional, en oportunidad del Campeonato Sudamericano. Fue el 15 de abril, donde Sandoval se mostró imbatible sobre 1.500 metros llanos para batir el récord sudcontinental con 3m48s4, dejando a Balducci en el segundo puesto (3m53s4) y a su hermano, Waldo Sandoval, con medalla de bronce (3m54s4). Cuatro días más tarde, sobre 800 metros, Sandoval batió otro tope sudamericano con 1m49s0, Balducci le escoltó con récord argentino de 3m51s5, relegando al bronce a un campeón anterior como el brasileño Argemiro Roque (1m52s4). Balducci, además, fue tercero con la posta larga, que marcó 3m16s8 y compartió con Rodolfo Beltrán, Juan Acosta y Gerardo Bönnhoff.
Balducci retornó a Santigo al mes siguiente, donde consiguió el récord nacional de 1.500 con 3m50s5, mejorando los 3m53s2 que le habían dado a Miranda el oro panamericano. Fue tan valioso ese registro de Balducci que permaneció por más de una década al tope de las listas argentinas, recién pudo mejorarlo su amigo Domingo Amaison en su gira preolímpica del 68 en Madrid con 3m47s8.
Con el objetivo de recibir la nominación olímpica, Balducci se presentó el 4 de agosto, pleno invierno, a la pista de carbonilla de Gimnasia y Esgrima, en Palermo. Allí bajó por tercera vez, el récord argentino de los 800 llanos con 1m51s4. Atletas como Díaz, Montaldo y Marello le ayudaron como “liebres”, registrando 53s añ cruzar por la primera vuelta, corriendo en solitario los últimos 300, pasando en 1m21s5 los 600 y registrando poco más de 29s para el último parcial de 200. Allí Alberto Salotto, el periodista de El Gráfico, escribió una elogiosa crónica sobre las condiciones de Balducci, pero advertía “cierta falta de velocidad, ya difícil de adquirir” y lo consideraba más óptimo para distancias como los 1.500. Al mes siguiente, en el mismo escenario y en una jornada de fuertes vientos, por el clásico torneo Primavera, el lanzador Günther Kruse se abrió paso a su nominación olímpica al convertirse en el primer sudamericano que superaba los 50 metros en disco (50.79). Y en esa misma jornada, Balducci se probó sobre 1.000 metros, batiendo el récord argentino con 2m26s4, marca que recién Migueles bajaría tres décadas después. No fue suficiente para llevarlo a Melbourne, como tampoco el mejor registro de su vida en los 800 -1m50s2, el 28 de octubre- que permanecería al tope de las listas nacionales hasta doce años más tarde, cuando lo bajó Guillermo Cuello para obtener –él sí- un ticket olímpico.
Balducci logró ese tiempo al correr, fuera de concurso, en el match entre Gimnasia y Esgrima y Atlético Santiago. Pasó en 52s5 su parcial de la primera vuelta y terminó con amplia ventaja sobre el chileno Waldo Sandoval (1m55s6). «La verdad es que Balducci merece su inclusión olímpica porque su foja atlética es irreprochable, le sobra entusiasmo y se admira su superación», escribió Salotto.
El “gran 1956” de Balducci se clausuró con los Campeonatos Nacionales que, cuestiones de la organización y las divisiones federativas de esa época, se realizaron en marzo del año siguiente, también en GEBA. Allí el mediofondista retuvo su cetro de los 800 y también ganó la posta 4×400, compartiendo dicho título con sus inolvidables compañeros del deporte y la vida: Marello, Beckles y Bönnhoff, todos en representación del Club Argentino.
Según nos recordaría Bönnhoff mucho tiempo más tarde, junto a Balducci emprendieron una gira europea” que tendría consecuencias complicadas para ellos: los habían invitado a los Juegos de la Juventud, en Moscú. En plena época de la Guerra Fría, visitar la ex URSS era prácticamente un “sacrilegio”. A la vuelta, los suspendieron a ambos de las pruebas oficiales.
Ya en su retorno a las pistas, Balducci alcanzó a preparar un nuevo Sudamericano. Y los resultados en Montevideo (1958) fueron prácticamente similares a los de dos años antes. Sandoval ganó los 1.500 con 3m47s5 delante del argentino Gilberto Miori (otro de los clásicos rivales de Balducci), con e lbronce para este, ambos en 3m51s3. Y en los 800, se repitió el resultado de Santiago: oro para Sandoval con 1m49s6, plata para Balducci con 1m51s3, bronce para el brasileño Roque con 1m52s6.
Balducci ya incursionaba en distancias superiores, ese año le batió nada menos que a Osvaldo Suárez el récord de los 2.000 metros con 5m27s2, aunque el gran Osvaldo lo recuperaría más tarde. Y en diciembre, en el cierre con los Nacionales, llegó todavía más allá: subcampeón en 5.000 metros con 14m43s6, detrás de otro grande, Walter Lemos.
La citada entrevista con Barrera refleja al Balducci de aquel momento: “En nueve años de actividad en las pistas, veinte veces pensé en abandonar al atletismo. Es una vida dura, sacrificada, con pocos alicientes. No es que uno aspire a imposibles, pero sin duda, muchas veces se cosechan ingratitudes. Además, cuando se han logrado marcas de cierto valor se está obligado a mantener el nivel y no siempre se cuenta con las comodidades ni con el tiempo suficiente como para cumplir un buen adiestramiento. Pero cuando se lleva esa llamita adentro…”. Balducci agradeció en aquel momento los consejos que había recibido de Reidar Soerlie –el lanzador noruego radicado en nuestro país- y de Von der Planitz. Apuntó sobre éste que “me dejó un recuerdo imborrable, con un año de entrenamiento a su lado llegué al récord de los 1.500. Pero eso no es todo. Quizás lo más importante fue su sabia enseñanza sobre lo qué es el deporte. Nos entrenábamos en los bosques de Palermo. Se cambiaba y trotaba con nosotros, nos marcaba defectos. Venía aunque lloviera”.
Balducci prolongó su actividad atlética hasta los 30 años. En 1961 volvió a participar en el Sudamericano, en Lima, allí donde el chileno Sandoval concretó su cuarto triunfo seguido en 800 y tercero en 1500, con 1m51s2 y 3m51s2 respectivamente. Balducci se marchó con medallas de bronce en ambas pruebas (1m53s3 y 3m53s6), precedido por el colombiano Neira en las dos vueltas a la pista y por Suárez en los 1.500. Al año siguiente, y ya cerca de su despedida, integró un notable equipo nacional para la segunda versión de los Iberoamericanos, que por entonces se denominaban “Juegos” y que entrarían en un largo receso. Fue en el estadio Vallehermoso, de Madrid, donde Balducci no pasó de su serie de 800 (1m55s9) y terminó 7° sobre 1.500 con 4m01s6. Semanas antes, en el único Nacional disputado en tierras tucumanas, había logrado el título de los 1.500 con 3m55s5.
Luego llegaría el retiro de las pistas, la concentración en su trabajo, los regresos para revivir aquellos tiempos con los amigos de siempre y, de tanto en tanto, algún reconocimiento merecido como fue el premio Baron Pierre de Coubertin que le entregó Mar del Plata en oportunidad del Semana del Mar 2004. Aquella estampa del rubio de paso elegante quedaría para las crónicas de época y para quiénes tuvieron la oportunidad de verle. Su campaña, para el historial de nuestro atletismo. Su recuerdo, en fin, entre los mejores mediofondistas que dio la Argentina.
Los números de Balducci
Mejores marcas personales: 50s.1 en 400 metros (26.9.53 en Buenos Aires), 1m.50s.2 en 800 metros (28.10.56 en Buenos Aires), 2m.26s.4 en 1.000 metros (23.9.56 en Buenos Aires), 3m.50s.5 en 1.500 metros (29.5.56 en Santiago de Chile), 4m.15s.6 en la milla (14.5.60 en Villa Domínico), 5m.27s.2 en 2.000 metros (20.9.56 en Buenos Aires), 8m.39s.5 en 3.000 metros (21.9.58 en Buenos Aires) y 14m.43s.6 en 5.000 metros (7.2.12.58 en Buenos Aires).
Algunas de estas marcas aún se encuentran en el top 20 del ránking nacional permanente: 18 en 800 metros, 7 en 1.000 metros, 18 en la milla y 10 en 2.000 metros.
Sus récords sudamericanos: 4m.15s.6 en la milla (14.5.60 en Villa Dominico) y 5m.27s.2 en 2.000 metros (20.5.58 en Buenos Aires)
Otros récords nacionales:
800 metros: 1m52s9 el 19.2.56 en Buenos Aires, 1m.51s. el 19.4.56 en Santiago, 1m51s4 el 4.8.56 en Buenos Aires y 1m50s2 el 28.10.56 en Buenos Aires
1000metros: 2m28s6 el 26.9.54 en Buenos Aires y 2m26s4 el 23.9.56 en Buenos Aires.
1.500 metros: 3m50s5 el 29.5.56 en Santiago de Chile
Representación argentina en: Juegos Deportivos Panamericanos, Juegos/Campeonatos Iberoamericanos, Campeonatos Sudamericanos.
Sus títulos nacionales: 1953 en Rosario (800 con 1m53s3 y posta 4×400); 1955 en Buenos Aires (800 con 1m56s2): 1956 en Buenos Aires (800 con 1m53s0 y posta 4×400): 1962 en Tucumán (1.500 con 3m55s5).
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Eduardo Balducci en la pista de GEBA, junto a uno de sus clásicos rivales, Gilberto Miori.