Dentro de ese panorama, hay que señalar que los 49s.28 establecidos por Guillermo Ruggeri no sólo dejaron atrás -con amplitud- la marca que había fijado en agosto pasado durante el Campeonato Mundial de Londres (49s69), cuando accedió a semifinales, sino que lo acercan cada vez más a cierto nivel de elite internacional en una de las pruebas técnicas de mayor atracción del programa atlético.
El panorama internacional de los 400v ha cambiado drásticamente en los últimos tiempos, con la irrupción de nuevos nombres. Tres de ellos ya se movieron por debajo de los 48 segundos en las últimas semanas: Rai Benjamin, de Antigua, acaba de ganar el Nacional Universitario de EE.UU. en E ugene con 47s02. Pero el atleta que dominó las últimas etapas de la Diamond League es Abderrahman Samba, de Qatar, quien marcó 47s48 en la Golden Gala de Roma, 47s57 en Doha y 47s60 en los Bislett Games de Oslo. En un nivel cercano hay que resaltar al noruego Karsten Warholm, brillante campeón mundial en Londres, quien acaba de marcar 47s82 para escoltar a Samba en la etapa romana. Este domingo 10 de junio en Estocolmo, Samba sumó un nuevo triunfo con 47.41, en tanto Warholm marcó 47.81 para fijar el récord de su país.
Pero, con aquellos números en el horizonte, hay que señalar que Ruggeri se está aproximando a un sitio en el top 20 del ránking y con la ambición colocada en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Hay que considerar que el atleta oriundo de Maipú (Mendoza) lleva menos de dos años en esta especialización, tras haberse dedicado al decathlon en sus tiempos de junior. A fines de 2016, y bajo la guía técnica de Carlos «Yoyo» López, quien también conduce la campaña de Fiorella Chiappe, Ruggeri llamó la atención por sus posibilidades en 400v, una prueba en la que el récord argentino -los legendarios 49s.82 de Juan Carlos Dyrzka en los Juegos Olímpicos de México- estaba por cumplir medio siglo y parecía «intocable». “Cuando hablamos con Guillermo para comenzar a entrenarlo, él se decidió por la prueba de 400, tanto llanos como en vallas. Quería probar en cuánto podría progresar” cuenta Carlos “Yoyo” López, su conductor en Gimnasia y Esgrima. Ese progreso fue acelerado. Ruggeri tenía antecedentes lejanos en los 400 con vallas: 54s.81 en 2010, cuando aún militaba entre los juveniles y 53s.47 a fines del 2014 en Mar del Plata, había abordado esporádicamente la prueba. Pero sobre fines de 2016 llegaron sus primeros avisos: 46.68 en la distancia plana, 50.85 en vallas pocas semanas antes. El decathlon quedaba en pausa El comienzo de las competiciones internacionales del 2017 lo recibió con total confianza: 50s.36 el 30 de marzo en el GP Sudamericano Germán Lauro, 50s.44 dos días más tarde en el GP Hugo La Nasa. Y el gran triunfo en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, el 9 de abril con el torneo Orlando Guaita: 49 segundos y 79 centésimas. Batía así el récord argentino. Volvió a mejorarlo a fines de junio, en Asunción con 49s.72 y consiguió para la Argentina su primera medalla (y dorada) en los 400 vallas de un Campeonato Sudamericano desde que Dyrzka triunfara en Lima, 46 años antes. Ruggeri alcanzó la semifinal mundialista en Londres con un nuevo tope de 49s.69, que acaba de mejorar ahora, en la altitud de Cochabamba.
«A fines de la pretemporada de verano -cuenta el entrenador- sufrió una contractura que nos preocupó pero, por suerte, pudo recuperarse y la preparación siguió normalmente. Apuntábamos a que llegara en la plenitud a Cochabamba y así se dio todo».
Ahora Ruggeri y Fiorella Chiappe tendrán un ciclo preparatorio en España para aprovechar el verano europeo -también está programada una competición en Bélgica- y el próximo objetivo es el Iberoamericano de Trujillo, a fines de agosto.