En la familia atlética argentina no existen dudas de que es necesario trabajar permanentemente en el desarrollo y por supuesto simultáneamente crear las mejores condiciones posibles para que los mejores valores tengan la posibilidad de estar en lugares destacados internacionalmente. Tanto las autoridades federativas como los entrenadores lo saben, la federación internacional de atletismo (hoy denominada World Athletics) ha sido pionera en la instauración de políticas de desarrollo especialmente en los últimos años. El atletismo sudamericano luego de algunos años de dudas fue tomando debida nota y aprovechando esta política y haciéndola propia. Lo que permite que los esfuerzos de nuestro deporte se orienten tanto a atender sus máximas figuras como a mantener encendido en forma permanentemente la preocupación por el desarrollo desde la difusión identificación y captación de talentos hasta su crecimiento adecuado y progresivo.
Argentina que ha tenido una larga tradición en el atletismo de impulsar el desarrollo muy especialmente por la práctica intensiva en la escuela durante varias décadas, donde las competencias escolares e intercolegiales fueron fundamentales para mantener permanentemente alimentada la incorporación de nuevos valores que inundaran las pistas de todos los rincones de nuestro país. Pero este cuadro fue perdiendo presencia en el escenario deportivo nacional y la cantera del atletismo se fue apagando. Solamente ha sido mantenida en el tiempo por la “pasión” de los entusiastas que superan mil dificultades en todo el país y las estructuras federativas, que mantienen más de cien años de campeonatos nacionales de adultos y que en las últimas décadas han incorporado con gran esfuerzo esta manifestación en otras cinco categorías de edades y no solamente en la pista y campo, también en la calle, en el campo y la montaña, y seguramente en un tiempo más en la playa y la nieve.
En los últimos tiempos la reanudación de los juegos nacionales “Evita”, otros juegos en algunas provincias como “Los Bonaerenses” “Los Santafesinos”, Los ya tradicionales “Juegos de la Araucanía”, “Los Juegos Binacionales”, Los Juegos de la Región Centro”, La Copa Santa Fe de Atletismo, Los intercolegiales en algunas provincias como Entre Ríos, Los Juegos Universitarios que comienzan a desarrollarse nuevamente, y otras manifestaciones en distintas regiones del país y que sumados a los Campeonatos Federativos Provinciales de las afiliadas a la CADA, como así también el muy importante programa de Escuelas deportivas Argentina de la Secretaria de Deportes de la Nación y de algunas provincias, arriman muy buen combustible al fuego del desarrollo atlético nacional.
Otro elemento reciente que también puede tener gran importancia en el desarrollo del atletismo, como de otros deportes, es un retorno a los intercolegiales, la participación por primera vez en las “Gimnasiadas Mundiales Escolares”, la revalorización de la participación en los Juegos Deportivos Escolares Sudamericanos.
Debe tenerse en cuenta que numerosos países del mundo tienen una fuerte presencia del atletismo en la escuela. Que además de los países donde el atletismo tiene tradición más que centenaria, las actuales potencias atléticas Kenia y Jamaica, tiene su origen en la fuerte competencia escolar. La recuperación de una práctica intensa del atletismo en la escuela y el enorme incentivo de las competencias escolares movilizaría mayormente a nuestro deporte como también traería beneficios a otros deportes que requieren de las acciones básicas del atletismo.
El atletismo nacional tuvo manifestaciones de alto rendimiento en las últimas dos décadas que lo llevaron a obtener finalistas mundiales y olímpicos (Garcia Lauro, Dahlgren, Comba, Chiaraviglio, Toledo) que no ocurriera desde los años cincuenta, la consecuencia de ello, fue haber mejorado el acompañamiento en el alto rendimiento con programas para acompañar estas manifestaciones; como también se mejoró el apoyo económico para tales fines. Ese direccionamiento al alto rendimiento parece lógico y coherente, con una mirada puesta solo en el logro de las categorías superiores; pero se perdió involuntariamente la importancia de apoyar el desarrollo deportivo paralelamente al alto rendimiento.
Durante una década nuestro atletismo se vio limitado en materia de apoyos para el desarrollo, se estimuló fuertemente la búsqueda de medallas en las categorías superiores, sin comprender que las mismas son productos del desarrollo durante el tiempo suficiente y sobre todo en forma permanente. Se desvalorizo el primer escalón internacional que por lo menos en el atletismo son los campeonatos sudamericanos, competiciones de gran valor y que cuentan con trece países muy activos deportivamente, muchos de los cuales vienen creciendo a pasos muy firmes mediante un desarrollo sostenido e importante (Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, entre otros). El escenario atlético sudamericano que el pasado tenía como protagonistas exclusivos a nuestro país, Brasil y Chile, hoy presenta a casi prácticamente a todos en condiciones de ofrecer resultados de alto valor.
El atletismo fue uno de los deportes que entendió un lema que dice: “Sin desarrollo no hay alto rendimiento”. Trató en estos últimos años no solo hacer llegar sus inquietudes en referencia a este tema a los organismos nacionales; sino que fue cambiando su estructura interna generando un grupo de trabajo para el desarrollo de nuestro deporte, el cual se fue integrando con los diversos programas de desarrollo (Programa 2018, Yog) de los organismos nacionales, creo su programa DAN (desarrollo atlético Nacional) donde integra las categorías de formación (U12 a U18) con la transición al alto rendimiento (U20). Un programa que esta en constante cambio y evolución; como debe ser en este tipo de edades.
Desde el 2020, cuando el atletismo pese a las grandes dificultades producto de la pandemia, se transformó casi en uno de los únicos deportes en realizar antes de finalizar el año su campeonato nacional de mayores, continuando en el sólido calendario del no menos dificultoso 2021, realizando todos los campeonatos nacionales y concurriendo con equipos más números a todos los eventos internacionales insinuando un mejoramiento en los resultados al solido andar del 2022, con logros que en algunos casos son los mejores de las últimas décadas, con gran cantidad de récord personales y nacionales, con una importante renovación de valores.
Otro aspecto trascendente para el progreso de nuestros deportistas es que las grandes manifestaciones del atletismo de calle, con competencias que son orgullo de organización y nivel competitivo, comienzan a tener un correlato con el nivel de nuestros representantes en las pruebas de pista, algo que no se venía produciendo. Y más recientemente un pequeño fenómeno que aparece con resurgimiento de los atletas en pruebas de velocidad, que seguramente tiene diversas causas, pero al natural atractivo que producen en el mundo entero y al magnetismo de figuras como Usain Bolt, debe sumarse la mayor y mejor capacidad de nuestros entrenadores y al ingreso de jóvenes con mayores condiciones y un mejoramiento de las oportunidades de competencias. Dos décadas de realización de los GPS y algunas incursiones a certámenes europeos, tienen también su influencia. Y en el otro extremo la perseverancia en realizar con continuidad diversos torneos locales.
En el recorrido de lo expuesto anteriormente llegamos a la realidad del hoy, donde nos encontramos con un sólido convencimiento compartido en torno al desarrollo del atletismo con otros organismos. Ese desarrollo comienza a encontrar muy importantes socios que comparten intelectualmente esta idea.
Un acompañamiento muy acorde desde la secretaria de Deportes de la Nación, dando a las federaciones el lugar trascendente que corresponde, y un importante cambio de paradigma en el ENARD, que también comienza a visualizarse en el Comité Olímpico Argentino, augura un apoyo más comprensible y adecuado al atletismo nacional, al comprender que trabajar realmente en desarrollo es lo que posibilita un mejor futuro, sin descuidar a la pequeña “elite” que se posee.
Podemos decir que las condiciones internas y externas a nuestro deporte han comenzado a producir resultados alentadores, pero fundamentalmente vienen a fortalecer la idea de que el camino emprendido es el adecuado. Eso no nos nubla y sabemos también, que es mucho lo que resta por hacer. El mejoramiento a nivel sudamericano todavía no asegura el mejoramiento a nivel panamericano y mundial y olímpico, pues es necesario más años de expansión de las bases y su transición al alto rendimiento.
Se puede apreciar una mejor comprensión y participación de todos los actores de nuestro deporte, atletas, familiares, entrenadores, jueces, dirigentes, profesionales de la salud, clubes y asociaciones/federaciones, interpretando la importancia del desarrollo deportivo.
De todo lo expuesto y a modo de síntesis, podemos decir que el crecimiento de nuestro deporte esta integrado por la amalgama que genera nuestra Confederación cuya misión principal es desarrollar el deporte, pero con el apoyo de los organismos nacionales que sustentan el deporte en nuestro país; sumando a esta importante cruzada a los atletas entrenadores y familias destinatarios y actores principales en este camino de crecimiento y sostén de las ideas expuestas. En la medida que tengamos la capacidad de sostener una idea entre todos los mencionados, que se modifique en función de los factores externos, pero sosteniendo los conceptos básicos, que esas ideas perduren en el tiempo; sin duda, las posibilidades de tener logros como los alcanzados durante este año serán mucho mayores; y la proyección internacional de nuestro deporte será más relevante.