Por Ezequiel Brahim (La Nación)
Casi dos décadas de historia del atletismo nacional fueron “derribados” en el maratón de Buenos Aires 2019. Tanto el primer argentino en llegar a la meta, Joaquí Arbe (29) como el segundo, Eulalio Muñoz (ambos de Esquel) lograron bajar el segundo mejor registro nacional de todos los tiempos, que estaba a pocos meses de cumplir dos décadas de “vida”.
Había sido Hernán “el Indio” Cortinez quien, en abril de 2000, estampó en La Pampa 2h13m42s y con ello sacó el pasaje para los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. En la mañana porteña de este 22 de setiembre, en la que 10 mil corredores hicieron del maratón el más concurrido de América Latina, Arbe fue el más rápido del país y con 2h11m02s también sacó su pasaje a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“Nunca pude correr un maratón fuera del país –confiesa Arbe- parece que el primero va a ser lejos”. Detrás de este hecho histórico hay una saga de distancia y esfuerzo. Arbe se fue de su casa dos meses antes, con su mujer a punto de dar a luz a su tercer hijo, para poder preparar el maratón. A 2.300 metros sobre el nivel del mar en el pueblo salteño de Cachi, entrenó como nunca lo había hecho en su vida. “Y para colmo fueron dos meses complicados, en casa se rompió el lavarropas, nuestra perra Reina tuvo diez cachorros”, cuenta Arbe mientras toma agua esperando para el control antidóping. Y mientras tanto, llega María de los Angeles Peralta (dos veces olímpica en maratón): “Joaquín ¡Qué locura! ¡Te felicito! ¿vas a llorar? Ay, yo también lloro”. Lo abraza y Peralta, que con 2h47m55s quedó quinta en el Campeonato Nacional (Buenos Aires fue Campeoanto Sudamericano y Nacional de la distancia) entiende de su emoción de clasificar a los Juegos Olímpicos.
Pero antes de ir a Tokio, Arbe tiene que volver a su casa, luego de dos meses. “En Chubut está todo muy complicado, a mi señora le iban a hacer cesárea hace una semana pero al final no se puede, así que va por parto natural” (Eric Mateo, finalmente, nació al día siguiente del maratón).
“Me sorprendió lo rápido que corrió”, se sincera Jorge Basiricó, el entrenador de Arbe. Admite: “Esperaba un tiempo más lento. El tiempo afuera lo fortaleció y emocionó mucho”. Basiricó hace una pausa, se emociona: “Disculpá, pero para irte dos meses de tu casa con tu mujer a punto de dar a luz, hay que tener mucho coraje”.
Dando batalla codo a codo hasta el kilómetro 30 y cruzando la meta detrás de Arbe llegó un atleta que vive a pocas cuadras de su casa: Eulalio “Coco” Muñoz. La ciudad de Esquel se puede enorgullecer de que, con menos de 40 mil habitantes, los dos primeros puestos fueron de ese enclave patagónico.
“Quiere decir que la ciudad está pasando un buen momento”, infla el pecho Muñoz, que con apenas 24 años es una de las grandes promesas del atletismo, ya realidad.
“Es un lugar fácil para entrenar”, declara. Cuesta creerle que con seis horas de luz solar en invierno, vientos que superan los 50 km/h, nevadas y lejos de las grandes competencias del país sea “fácil”. “Bueno, no, es verdad, pero le buscamos la vuelta”, sonríe Muñoz. Y cuenta que el día del último entrenamiento fuerte antes del maratón nevaba tupido. “Por suerte, cuando ya teníamos que salir, paró un poco” recuerda. No bien apagaron los relojes, volvió a nevar.